En medio de la ciudad infernal, la batalla entre Alastor y Vox alcanzaba su punto final, desencadenando una tormenta de caos y destrucción a su alrededor. Las llamas ardían y los edificios temblaban mientras ambos demonios se enfrentaban en una distancia segura para ambos.El demonio radio esquivaba con gracia cada uno de los ataques de Vox, moviéndose con agilidad entre los escombros y las explosiones que sacudían el suelo.
Cada movimiento era un ballet mortal, una danza de destrucción que dejaba a su paso un rastro de desolación.
Por otro lado, Vox luchaba sin control, desatando ráfagas de energía oscura y arriesgando a las criaturas infernales para que lo ayudaran. Sin embargo, por más poderoso que pareciera, Vox no podía igualar la supuesta fuerza de su oponente.
La lucha se intensificaba con cada momento que pasaba, intercambiando golpes y conjuros en una frenética sucesión de ataques y contraataques. Los gritos de resonaban en el aire, demonios que vivían ahí mismo tuvieron que evacuar con ayuda de una curiosa chica rubia.
Finalmente, Alastor logró ganar la ventaja sobre este, dejándolo gravemente herido en el suelo. Con una sonrisa satisfecha, se acercó a su enemigo derrotado, observando con superioridad su estado lamentable.
— ¿Qué pasa, mi querido amigo? ¿Se acabó tu farsa de ser el demonio más poderoso ahora? —se burló, disfrutando de su victoria momentánea.
No obstante, la respuesta del contrario fue inesperada.
Y a pesar de sus heridas, respondió con una risa maliciosa, escupiendo sangre por la boca.
— Es curioso —murmura entre jadeos— Que de repente hayas adquirido tanto poder.
— Oh, es solo la envidia que recorre por tu asquerosa sangre. Ya lo superarás, querido.
— ¿Qué te hace pensar que tienes la ventaja, Alastor? —murmuró Vox, su voz cargada de sarcasmo.— Pareces tan seguro de ti mismo, pero ¿dudar de tus poderes reales? ¿Qué trato hiciste para obtener tal poder que no es TUYO?
El rugido de la estática de la radio resonó en el aire.
Con los ojos fijos en su presa caída, Alastor levantó su bastón, listo para asestar el golpe final y acabar con la vida de Vox de una vez por todas.
En el preciso instante en que se disponía a llevar a cabo su ataque, sintió una presión inesperada en su garganta. Una sensación extraña y ominosa lo invadió, deteniéndolo en seco en medio de su movimiento. Se quedó inmóvil, desconcertado por la repentina aparición de esta fuerza misteriosa que lo retenía en su lugar.
Vox, que yacía en el suelo, observó con confusión la extraña reacción del ciervo. Aunque no lo quería admitir, estaba preocupado, intentó articular una pregunta, su voz apenas un susurro entre los escombros que lo rodeaban.
ESTÁS LEYENDO
Chained; appleradio
Hayran KurguDebido a su trato celestial con Lilith, Alastor está obligado a realizar ciertos trabajos en donde su cuerpo es la pieza principal. Luego del último exterminio en donde salieron victoriosos, el rey del infierno, Lucifer, decide mudarse al Hazbin Hot...