¿Qué pasará ahora?

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LAUREN

Luego de que Camila le anunciara a todo el mundo su abrupta partida, las dos logramos pulir nuestros dotes de actriz y fingir frente a nuestras familias que la discusión que tuvimos en su camarín no había existido y que todo estaban tan bien como siempre. Pero la verdad es que las cosas entre nosotras muy lejos de estar bien. Durante toda la noche no fui capaz de pensar en otra cosa que no fuera su viaje y todo lo que habíamos dicho hace unas horas atrás.

-Se ve feliz, ¿No?

Miguel se unió a mí en el jardín para fumar un cigarrillo. Sabía muy bien que a su esposa no le gustaba que lo hiciera, sin embargo, el siempre encontraba el momento indicado para desaparecer y echar mano a su vicio.

-Sí.- Murmuré viendo a Camila reír de algo que Daniela acababa de decirle.

Sus voces y risas eran amortiguadas por el cristal del amplio ventanal de corredera que separaba la sala del jardín trasero.

-No puedo creer que mi pequeña por fin esté cumpliendo sus sueños.- Dijo con nostalgia- Es como si hubiera sido ayer cuando la veía correr junto a ti y José Miguel en este mismo jardín.

-Supongo que hemos crecido.- Respondí- Y tú te has vuelto más viejo.- Bromeé.

Miguel le dio una calada al cigarrillo que sostenía entre sus dedos y me miró con ojos entrecerrados.

-No tientes tu suerte, Lauren. Ahora soy tu suegro y aún no decido si me sigues cayendo igual de bien que antes.

Me reí de su broma y él no tardó en unirse a mí. Su mirada volvió a sus hijos mientras nuestras risas se apagaban.

-Espero que todo salga bien.- Dijo- No quiero que salga lastimada si en algún momento llega a darse cuenta de que no todo es como lo imaginaba. Quiero que sea feliz.

-Lo es y lo seguirá siendo.

-Supongo que sí.- Estuvo de acuerdo conmigo- Va a experimentar otras cosas, se rodeará de un montón de personas nuevas, se descubrirá a sí misma, formará su propio camino lejos de casa.- Hizo una pausa soltando el humo contenido en sus pulmones- Solo espero que no nos olvide.

Mis propios ojos volvieron a posarse en Camila y en mi cabeza otra vez se repitió la discusión que habíamos tenido antes de que Kevin nos interrumpiera. Su vida estaba cambiando e inevitablemente eso cambiaría la de todos los demás a su alrededor. Eso cambiaría nuestra relación.

El miedo me invadió otra vez y no me sentí capaz de lidiar con todo lo que vendría.

-¿No vienen?

Miguel se detuvo justo antes de cruzar la puerta del apartamento. Dinah y Normani ya estaban dentro y solo quedamos Camila y yo en el corredor. La castaña me lanzó una fugaz mirada y entendí lo que significaba.

-No.- Carraspeé- Nosotras...

Mi mejor amigo hizo una mueca de disgusto antes de que pudiera terminar de hablar y sacudió la cabeza como si tratara de borrar alguna imagen de su mente.

-Sí, ya entendí.- Dijo antes de cerrar la puerta y desaparecer tras ella.

En el instante en el que Miguel nos dejó a solas, el silencio nos envolvió y no supe que hacer, así que solo me mantuve allí de pie con las manos en los bolsillos de mi pantalón esperando a que ella dijera o hiciera algo. Lo siguiente que pasó fue que Camila caminó hasta su apartamento, en el cual entró sin decir nada manteniendo la puerta abierta para mí. Segundos después, ambas estábamos en la sala una frente a la otra aún sin decir nada. Parecía como si estuvierámos jugando a quién era capaz de mantenerse callada por más tiempo.

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