"¡Kahori, aléjate de él!" Su sangre se heló viendo como una katana le impedía el paso hasta ella. Alguien tan lejano, pero que era idéntico a él.
"Está mujer de aquí es mi esposa. No la tuya, no es tu mujer, tu amante, tu amiga, tu conocida, tu na...
Sus instintos estaban por encima de la media, fue un ninja desquiciado, entranado con sangre y dolor, temido por las naciones. Ahora, reducido a un esposo protector que solo buscaba mantener a su familia a salvó.
Sasuke cayó desde la copa de un árbol hasta el suelo con agilidad, habia hecho una pequeña revisión al perímetro. Mostrándose preocupado cuando llegó hasta su esposa, solo había sido unos minutos, pero los sintió como una eternidad. Su sharingan se desactivó.
—¿Estás bien? —preguntó preocupado. Se arrodilló delante de ella sujetando su mano con suavidad.
—No, te fuiste durante mucho tiempo. Fueron los cinco minutos más largos de mi vida —respondió Kahori con ironía, sonriendo con dulzura. Acarició la mano de Sasuke bajo sus dedos, buscando tranquilizar a su paranoico esposo.
Sonrió enternecido al escucharla, sintiéndose aliviado en su interior. Se sento a su lado, viendo cómo su mujer acomodaba a su bebé en sus brazos para que pudiera verlo.
—Prometo no tardar tanto la próxima vez —bromeó.
Acomodó el cabello se Kahori, dejando un corto beso en su cuello, para después pasar a su mejilla, provocando una risa en su esposa por las cosquillas.
—Estamos por llegar —informó con brevedad.
—No te preocupes, todo va estar bien—. Kahori trató de tranquilizarlo, sujetando sus mejillas con dulzura.
—Ya te dije, yo puedo llevarte cargando a ti y a Sora por un portal. —insistió testarudo. No le gustaba la idea detenerse en un viaje, solo salir de su aldea le resultaba riesgoso, estar ahí era una tortura psicológica.
—¿Y que pasará si te desmayas por sobre esforzarte? —susurró Kahori viéndolo con burla, acariciando sus mejillas todavía, dibujando círculos con sus pulgares sobre su piel. Sasuke se quedó con la palabra en la boca.
—Tú vas a darme chacka. —¿Cuando ya estés en el suelo? —murmuró burlona. Sasuke la miró mal, con una gota de sudor cayendo por su frente, no podía argumentar nada ante esa lógica. —¿Qué tal si justamente me atacan cuando más débil estés?
—Está bien. Creo que puedo esperar una noche más —susurró abrazándola. Siempre se sentía más cómodo cuando podía ser estrecharla entre sus brazos. Era la forma más auténtica de sentir que estaba a salvó.
Los recuerdos eran palpables en la mente de Sasuke. No debió dormirse esa noche. Debió tomar a su esposa y dejarla en la entrada de la aldea aunque se desmayara en el proceso.
—Duerme, mi amor —pidió Kahori preocupada.
No había comido ni bebido bien todo el viaje, no se hable de a la hora de dormirse. No era mucho problema cuando solo eran dos, pero ahora con el bebé era un tema distinto.
No por que fuera una carga, si no por quienes lo consideraban valioso, como un bien al cual explotar.
—Tengo mucho miedo —susurró. —Nada malo nos va a pasar. — le aseguró Kahori recostándose en su pecho.
Sasuke observó en silencio los hilos de chakra que se repartían por el exterior de la cueva marcando un perímetro, sin mencionar a Aoda durmiendo plácidamente en la entrada de la misma haciendo guardia.
Kahori se acomodó mejor, sus manos se deslizaron por el pecho de su esposo desabotonando su camiseta. Ésto desconcertó por momentos al Uchiha, quien tenía su mirada viajando de su esposa a la entrada, confundido.
—¿Qué haces? —susurró. Aún después de tanto tiempo, sus mejillas se seguían sonrojando con ella cuando lo tomaba con la guardia baja.
—Mírame a mi. Deja de ver afuera. —pidió, besando su mejilla. Su mente se debatía si hacerle caso o no, no la había obedecido mucho durante ese viaje.
"Sasuke Uchiha, baja ya y come". "Sasuke, guarda esa katana" . "Sasuke, solo me saludó". "Uchiha, tienes que comer".
—Estoy aquí contigo. — la mano de Kahori se deslizó con sutileza hacia la canasta, moviendo un poco la tapadera, mostrando a un bebé durmiente. —Estamos bien.
Su otro mano se deslizó entre los pliegues del cuello desarreglado de la camiseta de su esposo, acariciando su piel con sus cálidas manos.
—Te amo, lo sabes, ¿Verdad? —susurró Sasuke cerrando sus ojos por fin, apoyando su mejilla sobre la cabeza de Kahori.
—Lo sé, Sasu... No hay nadie que te ame más que yo —respondió feliz—. Duerme. Mañana estaremos en casa.
Todo esto lo dijo sin saber que al día siguiente su día cambiaría de sobremanera, volviéndose negro. La calma que antes podía transmitir, en los siguientes momentos le hizo falta.
—Kahori, ¿Qué sucedió...?
Clamó por ella, pero no hubo respuesta. Kahori no estaba por ningún lado, tampoco su bebé. Se levantó de golpe buscándola con la mirada en todas direcciones.
—¡Kahori!
Estaba sufriendo una catarsis. Suplicaba por que solo fuera una broma, que su esposa saliera de entre los árboles pidiéndole perdón, la perdonaría mil veces de ser necesario, pero eso nunca sucedió.
Un agudo dolor se presentó en su cabeza sosteniendo está como pudo, un jadeó que lo dejó sin aliento se le escapó de sus labios.
—Ey, ey... ¡Respira! ¿Estás bien?
Alzó la mirada encontrándose con un hombre que no veía hace unos días. Uzui Okkotsu delante de él, el mejor amigo de su esposa y padrino de su bebé. Quien le tendió la mano en sus momentos más oscuros parecía verlo con ojos distantes.
—¿Dónde está Kahori? —preguntó sin preámbulos, tomando su mano como ayuda para ponerse pie.
—¿La conoces? —murmuró Uzui con confusión. Kahori nunca le había mencionado el conocer al mismísimo Sasuke Uchiha, por lo que se desconcertó.
—Por supuesto que la conozco, Uzui, ¿Qué sucede contigo? —cuestionó alterado. No entendía pregunta tan estúpida, ¿Por qué razón no conocería a su esposa?
—Necesito que te calmes. Si conoces a Kahori supongo que puedo llevarte con ella, esta en la aldea —dijo con calma, un tono lleno de serenidad a diferencia de él. Aún si en el fondo seguía intranquila por su presencia a las afueras de su aldea.
Sasuke no entendía que estaba sucediendo, pero se limitó a asentir con la cabeza. No sabía que ese sería el comienzo de su pesadilla.
Fin Del Flashback.
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