Capítulo V

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Capítulo V:

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#5. Salí de casa buscando amor.

Pero todo lo que sé de amor lo aprendí en casa

y se parece mucho al dolor.

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DEMONS HIDE

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Si me dices que sí, no dudaré en entregarte todo lo que soy.

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Para cuando cumplí doce años yo ya me había acostumbrado a vivir en aquel lugar.

―Gracias, Sakura―

Yo sonreí al oír esa vocecita chillona a mi lado y acabe de servir el desayuno para mis compañeritos del orfanato, escuché las risas y cuchicheos de aquellos pequeños de fondo que al menos unos minutos al día eran felices y mis ojos inevitablemente se clavaron en aquel pequeño. Las risas se detuvieron cuando oí la puerta del comedor abrirse detrás de mí, los niños bajaron la mirada guardando silencio y yo sentí un leve escalofrío cuando Magna se paró junto a mi.

―Alguien quiere verte― La mire de prisa y ella sonrió con burla ―No te ilusiones― Hablo burlona ―No es papá

Yo la mire seria dejando aquel jarrito de lata lleno de leche sobre la mesa y alise con mis manos aquel viejo vestido color rosa que llevaba puesto.

―Ya lo sé― Susurre ―Ya no espero por él―

Mentira. Yo toda mi vida espere que él volviera a buscarme, a rescatarme de aquel horrible lugar.

―Bien, ve a lavarte las manos y ve a la oficina del director― Ordenó y clavo sus ojos en la mesa, los niños siguieron comiendo en silencio evitando hacer contacto visual con ella ―Yo me encargó de ellos―

Asentí no muy convencida y me apresure a ir a aquella oficina que ya conocía a la perfección desde hacía años, mi mano tembló las tres veces que golpee la puerta de roble.

―Adelante―

Abrí la puerta muy despacio, clave mis ojos en Hiruzen Sarutobi el director de aquel infierno, el anciano me sonrió desde el otro lado del escritorio y yo desvié la vista a aquel hombre que se encontraba a su lado.

No era mí padre. Obviamente.

―Sakura― Fue inevitable no temblar al oír la voz de aquel anciano porque los últimos cinco años fue ese anciano quien ordeno cada castigo que me imponía Magna y los otros trabajadores del orfanato ―Llego la hora― Sonrió y sus arrugas se acentuaron alrededor de sus ojos ―Has sido adoptada―

El sujeto a su lado sonrió observándome detenidamente y yo supe al ver aquellos ojos negros que nada bueno saldría a partir de ese día.

―Hola, Sakura― Yo fingí una sonrisa cuando se acercó a mí.

―Hola― Susurre dejando la frase en el aire sin saber su nombre y aquel hombre que no pasaría de los cincuenta años se inclino más para verme a los ojos.

Un olor muy desagradable inundó mis pulmones.

―Yo soy Danzō Shimura― Se presentó ―Yo seré tu nuevo hogar―

Demons Hide. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora