Capítulo XIV

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Capítulo XIV:

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#14. Ya he llorado.

He reído. He sufrido.

¿Me puedo ir ya por favor?

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DEMONS HIDE

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Yo sabía que me iba a estrellar y aun así acelere.

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Voy a asesinar al bastardo que me abandono en este infierno.

Ese había sido el último deseo que había pedido, justo en mi cumpleaños número diecinueve, justo antes que Matsuri fuera asesinada en aquella fiesta.

Las luces me cegaron cuando subí a aquel escenario, yo solo tenia la vista fija en aquel rubio que me había ayudado a ingresar nuevamente allí. Sonreí al momento de tomar aquel tubo metálico entre mis manos y mis ojos inevitablemente se fijaron en Danzō, ese sujeto tan despreciable levanto su vaso de whisky en mi dirección y sonrió. A mi se me revolvió el estomago, escuché los gritos eufóricos de todos aquellos ebrios y baje del escenario al tiempo que aquellas dos rubias casi niñas ocupaban mi lugar.

―No te apresures― Me reto Deidara siguiéndome de prisa.

―Si no lo hago ahora perderé la oportunidad― Murmuré volteándome hacia él y le quite el arma que llevaba en su cinturón, Deidara levanto las manos permitiéndome quitarla de su cintura y yo sonreí al tenerlo tan cerca de mí ―Tranquilo, lindo. No eres mi tipo― Bromeó al tiempo que gatillaba el arma.

―Graciosa― Ironizó rodando los ojos ―Vamos―

Tomo mi mano y no escabullimos entre aquellos pasillos, yo me resguarde en una de las columnas que adornaban el lugar cuando el rubio ingreso a la oficina alertando a los guardias y a Danzō  de una pelea clandestina, yo espere a que abandonaran la oficina para ingresar y rebusque de prisa aquella caja fuerte escondida en aquel horrendo cuadro de un ojo color rojo. Deidara me había pasado la clave y encontré allí los pasaportes y documentos de identidad de todas esas niñas secuestradas.

―Sabía que el idiota de Deidara no podía hacer nada bien―

Yo sonreí al oír esa voz, apreté el arma que llevaba en la cintura de aquella falda semi trasparente y clave mis ojos en Magna. Fue ella quien cerró la puerta y avanzo hacia mí.

―Pequeña puta, mala agradecida― Me insulto, yo sonreí ―¿De que carajos te ríes?― Chillo y se avanzo unos pasos más en mi dirección.

―De ti― Anuncie apuntándole y disparé impactando en su estómago.

Ella me miro sorprendida y bajo la vista observando la herida, baje el arma dejándola en la parte posterior de la cintura de mi falda y tomé aquel cuchillo de encima del escritorio. Ella quedó pálida al verlo.

―¿Te trae recuerdos?―

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Sasuke clavo sus ojitos en mi y volvió la vista nuevamente en el desastre que había hecho al intentar ayudarme con la cena. La olla caliente había resbalado de sus manos tras quemarse con la misma y aquel estofado había acabado regado por todo el suelo de la vieja cocina del orfanato. Yo no llegué a agacharme para empezar a limpiar cuando Magna entró casi corriendo y bufando a la cocina.

Demons Hide. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora