Capítulo XIII

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Capítulo XIII:

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#13. El hecho es que nos perdimos para siempre.

El hecho es que nuestro amor llegó a su muerte.

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DEMONS HIDE

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Si te tragas todo lo que sientes al final te ahogaras.

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―Mierda― Me queje cuando el delineador resbalo de mi mano y mancho parte de mí cien.

Matsuri largo una carcajada divertida a mi lado. Había llegado hacia tan solo un par de meses a ese lugar del infierno, la pequeña aún tenía doce años y yo sabia que esperarían hasta mínimamente cumplir trece años o quizás si tenia mi suerte esperarían hasta los catorce años para venderla.

―Todas al escenario ahora― Escuche la potente voz de Sasori desde la puerta, el pelirrojo clavo sus ojos en nosotras y Matsuri intento sonreír a pesar de los nervios ―Tú también, pequeña

Yo fruncí el ceño confundida y Sasori me desvió la mirada retirándose de la habitación donde nos encontrábamos más de quince chicas de todas las edades, en su mayoría de quince o dieciséis años. Matsuri enredo sus dedos con los míos y la sentí temblar de miedo cuando salimos al escenario, allí frente a nosotras estaba Danzō  y varios de sus socios y empleados, entre ellos Sasori y aquel rubio llamado Deidara, otro pobre huérfano que cayó en este negocio.

―Bienvenidas chicas― Hablo el adulto presente y todas formamos una fila en línea recta, la pequeña castaña se acurruco a mi lado ―Quiero presentarles a alguien  muy especial― Murmuro divertido volteando el rostro y aquella extraña mujer ingreso al lugar.

Las luces estaba encendidas, aún así eran muy tenues pero pude notar todas aquellas cicatrices de quemaduras que poseía esa mujer en su rostro y parte de sus brazos. Un extraño sentimiento embargo mi pecho cuando ella clavo sus ojos en mí.

―Magna será la nueva madame de Paradise

Yo temblé de miedo. ¿Qué carajos le había sucedido? Peor aún. ¿Qué carajos le había sucedido al Orfanato si ella estaba así y había tenido que venir a este lugar a trabajar?

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Cuando desperté aquella mañana lo primero que sentí fueron unas inmensas ganas de vomitar, la boca seca y los puntos tirantes en mi muñeca suturada, me dolía hasta el alma cuando me acomode en la cama y aquella enfermera de unos treinta años ingreso de prisa para ayudarme.

―Al fin despiertas― Susurro y me sonrió con calidez al tiempo que comenzaba a corroborar mis signos vitales.

Yo baje la vista aún algo mareada y aquella medallita llamo mi atención.

Mi ángel.

―¿Cómo?―  Susurre sin poder entender como había llegado a mí cuello.

La enfermera se aproximo a mí tendiéndome un vaso con agua.

―Lo tienes muy preocupado. Se va a poner tan feliz de que hayas despertado ― Yo fruncí el ceño sin comprender sus palabras y ella hizo una mueca muy graciosa con la boca como si hubiera metido la pata con lo que dijo ―Tu novio― Aclaro ―Es muy guapo, tiene a todas las enfermeras enamoradas― Bromeó y se volteo hacia el suero pasando la jeringa con medicación ―Pero él no les hace caso, solamente pregunta por ti―

Demons Hide. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora