Caminando entre las calles grises de la ciudad se encontraba Kuro, con un gran ramo de rosas entre sus manos se dirigía al parque de siempre
—Tengo que hacer esto rápido antes de que Yashiro despierte— dijo un poco ansioso— espero que Yotsuba haya visto el mensaje
Cruzando la calle que conectaba con el parque, dirigió su mirada hacia todos lados buscando a la chica, no la vio por ningún lado
—Me imagino que debe de estar en la banca
El joven se adentró más al lugar, y como supuso, Yotsuba estaba en la banca esperando, estaba arrecostada, su mano tapaba su boca, se veía pensativa, pero sus ojos se veían fríos y perdidos, como los de aquella vez. . . El joven suspiro, no triste por la como estaba Yotsuba, si no lleno una vez más de esperanza pues la chica, apesar de todo aún sentía y esperaba algo de él. Ese pensamiento lo lleno de seguridad, acercándose a la banca se sentó, Yotsuba ni cuenta se dio, el castaño río con un poco de melancolía pues varios recuerdos volvían a él de aquel día en que la conoció, en el fondo estaba triste y decepcionado de sí mismo, el mismo que la ayudó a salir de donde estaba, volvió a hundirla. . . Pero ahora no era momento de lamentarse, es momento de arremendar sus errores, volvió a suspirar, oculto el ramo y se acercó un poco más a la joven
—Oiga— tocó levemente el hombro de la chica, esta salio de sus pensamientos y giro su cabeza para ver quien era— ¿Se encuentra bien?
—¿Eh?—Al darse cuenta de quien era, abrió los ojos sorprendida y al instante se acomodo—Kuro. . .
—Vaya pensé que gritarías— dijo riéndose un poco
—¿Por qué tendría que gritar?—pregunto un poco desconfiada
—Nada, no es nada— el joven le sonrió y la miro a los ojos tranquilo, esta se sonrojo un poco encogiendo sus hombros— ¿Aún estas enojada conmigo?
—Un poco— respondió con un tono suave, el joven quedó en silencio y se acercó un poco más a ella— ¿y para que me llamaste?
—Quería y necesitaba verte, ¿Hay algo de malo en eso?— la respuesta hizo que se sonrojase más y que su escudo empezará a ceder
—No, pero lo normal es que pase algo que nos venga a interrumpir— dijo aburrida
Kuro tomó el ramo de flores y lo oculto detrás de su espalda, se levantó y se posiciono en frente de la joven
—Yotsuba, quiero pedirte perdón por todo lo que te he hecho— su postura, sus palabras y el tono de su voz captaron toda la atención de la joven—perdóname por la forma en la que page todo el cariño que tu me has dado, y por ser un total idiota contigo, estoy muy arrepentido
El joven, sin más, le reveló el gran ramo de flores que traía oculto, la pelinaranja se sorprendió por el tamaño y la cantidad de rosas que tenía al frente