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Llegando al edificio de Santiago me estaciono y observo una pareja en la entrada, no le hiba a tomar importancia si no fuera por ese gorro de lana verde, lo reconocería donde fuera, es el favorito de Santiago. Con ese lo conocí y casi nunca se lo quita.

Dejo mis ojos en ellos observando que hacen, cuando de repente veo que se abrazan y se besan.

*Que mierda!*

Abro mis ojos en shock, así que me estaba engañando, y ahora la pregunta es ¿Desde cuándo lo hacía?

Bueno, yo también lo engañe, pero solo una vez y con Esteban, nunca lo hice antes.

Pero ahora viendo esto es un golpe a mi orgullo y a mi corazón. Siempre pensaba que Santiago era muy bueno, o quizá eso me hacía creer.

Hago una mueca mientras veo como se despiden y el Omega entra al edificio de nuevo.

Bajo algo molesta del auto y me dirijo adentro también, subo al elevador hasta llegar a su piso y tocar la puerta.
Una cabellera azabache y unos ojos avellana se sorprenden al verme

-J-Jazmín- musita nervioso

-¿Puedo pasar? -

-S-si Claro- se hace un lado dándome espacio y entrando por la puerta puedo percibir el aroma a ébano, tan fuerte, que me doy cuenta que marcaron territorio.
Quiero gruñir pero me controlo.
Estoy siendo una intrusa.

Llegó a la pequeña sala y girandome veo a Santiago jugando con sus dedos, una manía que hace cuando está nervioso.

-Tengo algo importante que decirte y por lo que ví, tu también -

Levanta la cabeza y asiente, se acerca pero arruga la nariz.

-¿Porqué hueles a Jazmín?-

-Estuve cerca de Esteban, dejo su aroma en mí-

-¿Esteban?, ¿El Omega que una vez tiñó tu ropa blanca de rosa?-

-El mismo -

-¿Y porqué estabas con el? - me mira confundido

Respiró y sé que debo soltarlo de una vez.

-Esta embarazado, y el cachorro..... Es mio -

-¡¿Que?!- se queda en shock observándome y al pasar los segundos, cae sentado en el sillón con una mirada tristona.

-¿Cuándo, Cuándo paso?- me mira.

-Hace quince días en la noche de la subasta, perdí el control y terminé acostandome con el, solo fue una vez pero no me protegí y el tampoco -

Nos quedamos en silencio por un largo rato, y quiero jalarme los cabellos cuando veo las lágrimas bajar por sus mejillas.

Maldita sea, soy demasiado débil cuando veo a alguien llorar.

Me acerco sentándome a su lado y le tomo las manos.

-Lo siento Santi, de verdad, conoces el amor que tengo por ti, esa noche me sentí nublada y no pude controlarme, solo paso -
Limpio sus mejillas y él me mira recorriendome con sus ojos; esos ojos que tanto me gusta ver.

- ¿Están juntos? - pregunta.

- No, solo ... Me haré cargo del cachorro, no lo dejare solo en esto, también fue mi culpa -

-Conociendo la gran alfa que eres no dejarás sin una familia a ese chiquillo que viene en camino -

-No quiero hablar sobre eso, mejor dime- volteo a verlo- ¿Quién es ese chico, y desde cuándo me engañabas? -

En tu nombre estoy Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora