Capítulo Siete

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Nunca fallan las facturas de dulce de leche, o eso notaba con los chicos

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Nunca fallan las facturas de dulce de leche, o eso notaba con los chicos. Habían traído cuatro bolsas grandes llenas de estas facturas para poder compartir en la merienda. A parte, yo había comprado tortitas y galletitas caseras a una chica que vi por Instagram, y ahora nos encontrábamos todos reunidos y disfrutando de la merienda.

Extrañaba muchísimo todo esto: estar rodeada con las personas que básicamente estuve toda mi vida. Pero habían algunas que arruinaron estos hermosos momentos, como lo hacía Abigail.

No estoy celosa, o eso es lo que yo creo, pero desde que la vi al lado de Enzo me dio una mala espina. Desde que llegó no tuvo ninguna interacción conmigo, lo cual podría agradecer, pero si esta hablando con las demás chicas, como si me ignorara. Yo me pregunto: ¿cómo no vas a ponerte a charlar con la piba que te aceptó en la casa sin conocerte? Capaz que le daba vergüenza porque es la novia de mi ex, o capaz que no tenía ganas de conocerme por el mismo hecho... o capaz que escuchó mi música y sabe que extraño a Enzo.

Hablando de él, tuvimos un momento muy incómodo con ella presente.

MINUTOS ATRÁS.

— ¡Hola hermosos de la hermana! —salude a Noah y a Ian, quienes me abrazaron y me devolvieron el saludo junto a millones de besos.

— ¡Giuli! —Oli y las otras nenas se me pegaron como monitos a mis piernas, alcé a Ori y no se me bajó nunca más.

Veía como Enzo y la chica rubia se acercaban a mi de a poco, ¿Qué tenía que hacer? ¿Saludarlo normal? ¿Abrazarlo como a los demás? ¿Cómo tenía que saludarla a ella?

Cuánto más preguntas me hacia, más cerca mío estaban, y cuando menos me quise imaginar escuché esa voz masculina que ahora escuchaba en la televisión o en la radio del auto, esa que dijo una vez un "te amo".

—Hola Guili, ¿cómo andas? —abre los brazos para que lo abrace.

Obviamente lo abrace, sin decir nada, no salía ni un "mu" de mi boca. Mis ojos se dirigieron a los de la chica, me miraba medio raro. Me despegue de Enzo aunque no quería hacerlo y me dirigí hacia ella.

—Un gusto, Guiuliana —me acerque para darle un beso, pero ella me puso la mano.

—Abigail, el gusto es mio —me sonrió medio mal.

Capaz no se sentía cómoda por lo que había pasado con el morocho y conmigo. Pero bueno, ¿qué iba a hacer? Aunque quisiera no la podía echar de mi casa, no quería quedar como la mala.

Los demás de los chicos me saludaron con normalidad, fuertes abrazos y besos que me dejaban la cara llena de baba, un asco. Pero aún así me hacían reír, los extrañaba una banda, ellos eran mi familia y me sentía bastante sola aunque hablábamos todos los días por un grupo de WhatsApp.

𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐕𝐎𝐒 𝐄𝐒𝐓É𝐒 𝐀𝐂𝐀 ✦ 𝘌𝘯𝘻𝘰 𝘍𝘦𝘳𝘯𝘢𝘯𝘥𝘦𝘻 [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora