Capitulo 14

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Una débil sonrisa curvo los labios de la castaña.

-Lo que me lleva a preguntar una cosa, ¿Qué te excita a ti Lena?- le pregunta descaradamente.

-Cualquier cosa que te excite a ti- respondió Lena y de cierta forma no mentía, toda ella la excita, cada uno de sus movimiento y sus gemidos eran su perdición, kara podría dominarla con tan sólo sonreír y eso la descolocaba, pero también sabía que no podía dejar que ella lo sepa, no tan abiertamente, era información valiosa y peligrosa a la vez, no quería cederle el control, no después de la generosidad que le había brindando aquella tarde, ahora se merecía recibir toda su atención.

Decidió que era el momento de pasar a la siguiente fase y se levantó del sofá para arrodillarse en la alfombra, frente a
Kara.

-Nada me resulta más sexy que una mujer a la que le guste el placer que su cuerpo tiene que ofrecer y que no reprima sus deseos y necesidades.

-Lo que necesito ahora es que me toques- susurró-por todas partes.

-Lo haré- prometió Lena, le separó las rodillas para colocarse entre sus muslos- pero antes quiero que muevas el trasero hasta el borde del sofá.

Kara obedeció y obligada por la postura, le rodeo la cintura con las piernas hasta presionar su sexo contra el abdomen de lena, cuyos ojos quedaron a la altura de sus apetecibles pechos.

Lena se quitó la camisa y la arrojó al suelo, pero se quedó con los pantalones puestos. Kara le puso las palmas en los hombros y bajo con los dedos para recorrer su pecho que era delgado y algo marcado, pero no músculo, era sólo normal, simplemente hermoso y a ella le encantaba.

Lena sabía que no podía aguantar mucho si ella seguía tocándola así, de modo que le apartó suavemente las manos y las apretó contra el sofá, a ambos lados de sus piernas.

Kara la miró confundida.

-Deja las manos quietas por un rato y limítate a sentir-le dijo Lena.

Kara hizo un gesto adorable con el labio interior, parecido a un puchero de niña.

-Pero quiero que tú también disfrutes de esto.

-Créeme, disfrutaré tanto como tú-le aseguró con una sonrisa y se inclinó hacía adelante para besarla suavemente en la boca-sólo con verte y sentir como tú cuerpo responde ya me excita, así que no te reprimas. Y no dudes en decirme si te gusta lo que te hago o lo que quieres que te haga.

Llevó la boca a lo largo de su cuello, kara echo la cabeza hacia atrás al tiempo que con un gemido la animaba a seguir.

-Sí, eso es-dijo Lena y le dio un mordisco en la curva sensible del hombro, haciéndola gemir otra vez. Deslizó los dedos bajo los tirantes de la combinación y los empujó hacía abajo por los brazos provocando que la prenda de seda cayera alrededor de su cintura. Deseando verla desnuda, levantó la cabeza y se quedó fascinada por la belleza natural de aquellos pechos, pequeños pero firmes que la apuntaban con sus pezones rosados, como dos frutos maduros y jugosos.

La boca se le hizo agua, y cuando kara hundió los dedos en sus cabellos y tiró de su cabeza hacia sus pechos, no se molestó en reprenderla por no mantener las manos quietas. Kara rozó uno de sus pezones contra sus labios abiertos y Lena lamió lentamente la cresta hinchada calentándole la piel humedecida con su aliento.

Kara se agitó con inquietud y apretó los muslos contra sus caderas.

-Tómame...devórame- suplicó.

La pelinegra le masajeo los pechos y cerró los labios en torno a la suculenta carne que se le ofrecía. Pero eso no bastó para ninguno de las dos. La avidez con la que lamía, besaba y succionaba sólo consiguió avivar aún más las llamas que los consumía a ambas.

Kara se arqueo contra ella jadeante he impaciente, intentó tirar de Lena para que cayera encima. Pero la mayor la presionó la espalda contra el sofá y bajó con la boca hasta su estómago.

-Aún no he acabado contigo- murmuró.

Hundió la lengua en su ombligo, haciéndola retorcerse y gemir de agonía. Desató los lazos del pantalón, aflojando la cintura, tiró de los extremos hasta desnudarle las piernas. A continuación le quitó la combinación, dejándola sólo con las bragas de encaje. El color morado de las mismas contrastaba eróticamente con su piel. Levanto la mirada y vio sus ojos brillantes a la luz de las velas. Le observó el rostro acalorado, buscando una pizca de modestia, de temor o arrepentimiento, pero no encontró nada de eso.

-Quitamelas- le ordenó kara, ofreciendo su último consentimiento y haciéndole saber que quería llegar hasta el final.

Un profundo alivio invadió a Lena, que enganchó los pulgares en la banda elástica de las bragas y retiro aquel trozo de tela empapada y casi inservible; le posó la mano sobre el vientre y desplazó la palma muy despacio hacia abajo, hasta que el pulgar paso por encima del clítoris y se hundió entre sus pliegues carnosos. Estaba caliente y mojada, increíblemente sexy y toda para ella.

Kara cerró los ojos, se aferró a los cojines del sofá y movió las caderas contra su mano. Lena la acarició rítmica-mente, viendo como se despojaba de todas sus inhibiciones e intentaba alcanzar ese orgasmo que la pelinegra mantenía deliberadamente fuera de su alcance.

-Lena...por favor...

Lena le introdujo un dedo y luego otro y sintió como sus músculos se contraían al instante.

-Estos son los preliminares, amor.

Kara soltó un gemido largo y angustioso.

-Es una tortura...

El miembro de Lena le palpitó dolorosamente contra sus pantalones, haciéndose eco de la necesidad de kara.

Pero estaba decidida a ignorar su propio dolor hasta que kara estuviera satisfecha por completo.

-Dime lo que quieres, y te lo haré.

-Quiero llegar...- respondió kara, mordiéndose el labio-quiero...sentir tú boca.

No podía negarle nada y su ruego coincidía con lo que ella misma deseaba desesperadamente. Así que retiro los dedos e ignorando sus gemidos de protesta la agarró por el trasero y la acercó al borde del sofá; se colocó las piernas sobre sus hombros y agachó la cabeza, rozándole la cara interna del muslo con su menton, abrió la boca y empezó a subir con los labios y la lengua hacia la fuente de placer.
Kara arqueo la espalda y dejó escapar un fuerte gemido entrecortado cuando el clímax estalló en su interior.

Un deseo salvaje recorrió a Lena, junto a la desesperada necesidad de poseerla del modo más físico y primitivo posible. El deseo era tan fuerte que la hacía temblar, no podía esperar más para penetrarla...tan rápida y profundamente como kara permitiera.

Kara jadeaba en busca de aire, todavía sacudida por los temblores del orgasmo, mientras la neblina de sensualidad que la envolvía se disipaba y todo lo que la rodeaba volvía a cobrar forma. Lena estaba arrodillada delante de ella, observó como sacaba un preservativo del bolsillo y como se bajaba los pantalones hasta los muslos liberando su erección. Rasgó el papel de aluminio y apretó los dientes mientras desenrollaba el látex a lo largo de su sexo levantó la vista y clavó la mirada en sus ojos ardientes.

La rubia esperaba que la tomara en el sofá, pero Lena la hizo bajarse al suelo y le dio la vuelta de modo que estuviera encarando el sofá y con los brazos en los cojines, le separó las piernas y presionó la ingle contra su trasero.

Ella tragó saliva al sentir la cabeza del pene en la entrada de su vagina, y supo que iba a penetrarla de aquélla manera tan primitiva. Pero era lo que ella también deseaba...Ser poseída por Lena y ser el recipiente de su pasión salvaje. Era muy excitante pensar que la había llevado a aquel extremo.

La emoción de lo prohibido era irresistible miró a Lena por encima del hombro para hacerle saber que confiaba en ella, que le entregaba su cuerpo, su alma y también su corazón.

Con un rugido casi animal, Lena la agarró por la cintura y la penetro de una sola embestida, haciendo que kara echará la cabeza hacía atrás con un fuerte gemido. Y comenzó una delirante escalada de placer, fricción y calor, en la que Lena empujaba cada vez más fuerte y rápido y ella giraba las caderas, apretándose contra Lena  por instinto y siguiendo el ritmo frenético de sus acometidas.

Sexual attraction (Supercorp Lena G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora