Ofel

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En la blanca oficina que había en el infierno dos seres alados esperaban a la princesa de aquel lugar, Lucifer, amo y lider de ese reino había llamado para avisar que no podría asistir.

Si bien Adán ya estaba fastidiado con tener que "bajar" a aquel sucio y profano lugar tampoco le hacía mucha gracia que el sujeto que robo a su primera esposa faltará a la reunión, menor era su emoción por ver a la hija de ambos.

Su poca atención fue dirigida a los leves toques en la puerta delante suyo, un joven de negros cabellos vestido de traje ingreso a la sala.

- Tetas pequeñas ¿Quién mierda es este tipo? No vendría la hija bastarda de Lilith? - dijo ya un poco arto de los cambios que surgían en el plan.

- Es Mefistófeles señor - contesto la contraria - Por satán! Dónde quedaron mis modales? - dijo el demonio - Mis disculpas señor Adán, mi nombre es Ofel, hijo de Mefistófeles, cazador de almas - con dichas palabras hizo una reverencia ante el ángel masculino.

Adán se sentía grande, con poder, le agradaba que al menos uno de los pecadores ahí abajo le mostrara respeto, por consiguiente le agradaba el chico, aunque fuera del infierno.

- Usted debe ser la señorita Lute, mano derecha de Adán - hablo dirigiéndose a la fémina en la sala - 275 almas en un año, su trabajo es impresionante - dijo sonriéndole.

El negocio de su padre costaba en parte de los exterminios, negociar con almas pérdidas era la especialidad de su familia y que mejor época para cazarlas que en los exterminios, Ofel admiraba el trabajo de los ángeles.

Lute y Adán estaban complacidos con la presencia de aquel demonio, anteriormente Lute había conocido al padre del contrario, pues era importante contabilizar las almas exterminadas, protocolos del cielo.

- Dime niño, sabes si la princesita se dignara en llegar? - pregunto Adán mientras tomaba una de las costillas en su plato.

Ofel saco el reloj que reposaba en el bolsillo de su saco, si sus cuentas eran correctas la princesa Charlie llegaría en tres minutos, justo ahora debía de estar cantando al rededor de Cannibal Town.

- En tres minutos estará aquí - guardo su reloj - quisiera aprovechar este momento para agradecerles por su arduo trabajo, nos ayudan mucho en el negocio familiar - dijo sonriendo levemente hacia ambos ángeles.

- Somos ángeles, es nuestro trabajo - hablo orgulloso Adán - ¿Cómo sabes tanto de nosotros? ¿Nos acosas o algo? - pregunto divertido mientras hacía poses sugestivas con una de sus manos y con la otra tomaba su celular.

- Podría decirse que sí, pero no de esa manera, por un tiempo trabaje con el amo Morgninstar, fue ahí donde me interese por su historia, y debido a la naturaleza de mi familia no podía vivir sin saber a quien agradecerle -

La voz del moreno era gravemente dulce a los oídos de Adán, le gustaba la adulación que aquel varón le brindaba, los movimientos del de cuernos ajustando su corbata o las mangas de su camisa lo hacían lucir atractivo a ojos de Adán.

- Ya sabe, a fin de cuentas fue esa curiosidad y admiración la que empujaron a mi padre aquí - el moreno termino de hablar guiñando un ojo a los ángeles presentes.

Su conversación fue interrumpida por la puertas que se abría indicando así que la princesa había llegado, Adán miro el reloj en la pared, tres minutos exactos, en definitiva aquel varón habia captado su atención.

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La reunión seguía un hilo el cual no podía importarle menos a la rubia, ya era de por sí extraño que un tercero (Ofel) estuviera en su reunión con el jefe de los exterminadores, más le extrañaba que el ángel frente suyo le contara anécdotas de su vida en el cielo sin dejarla hablar.

One-shot's Hazbin Hotel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora