Capítulo 4 - Los opuestos se atraen.

316 38 2
                                    




Charlie miró a su hermana.

— Pierce, ¿qué haces? Te puedes lastimar — le dijo Charlie al quitarle el cuchillo, ya que su hermana lo sostenía de manera insegura.

Todos observaron la situación con atención.

— Pero... ¿cómo se supone que partiré mi carne? — preguntó Pierce, confundida.

Charlie comenzó a ayudar a su hermana a cortar la carne.

— Listo, ahora come — dijo, alejando el cuchillo.

— Gracias, Char. Te amo, hermana — respondió Pierce con una sonrisa.

Charlie le devolvió la sonrisa. Aunque a veces podía parecer cruel, su hermana era un amor de persona.

— Y cuéntame, Charlie, ¿cómo te va? — preguntó Natalie.

— Pues... — comenzó a responder Charlie, pero fue interrumpida por su padre.

— Excelente, es una gran deportista, sabe tocar todos los instrumentos posibles, le enseñé karate a los 8 años, y pronto se dedicará solamente al deporte — dijo Robert con una sonrisa orgullosa.

— ¡No! Yo no quiero dedicarme al deporte, eso es lo que tú quieres que yo haga, no lo que yo quiero hacer — replicó Charlie, mirando mal a su padre.

Todos se quedaron sorprendidos.

— Pero, ¿a qué quieres dedicarte, Charlie? — preguntó Natalie.

Charlie y Robert se miraron fijamente. Charlie sabía que seguir contradiciendo a su padre podría traerle problemas, así que decidió quedarse en silencio.

— Señora, ¿puedo ir al baño? — interrumpió Pierce.

— Claro, querida, me llamo Natalie. Está arriba, en la primera puerta — indicó Natalie.

— Vamos, Pierce, te acompaño — dijo Charlie, levantándose y tomando la mano de su hermana.

Jenna observó a Charlie y comenzó a sospechar sobre los problemas entre ella y su padre.

Charlie y Pierce subieron las escaleras.

— ¿Por qué papá te controla? — preguntó Pierce antes de entrar al baño.

— Porque quiere convertirme en una versión de él mismo — ambas se miraron. — Vamos, entra ya.

Pierce obedeció y entró al baño.

Charlie, mientras esperaba, observó las fotos en las paredes, algunas de Jenna, Aliyah y sus padre. Se rió burlonamente al recordar cómo solía molestarla.

— Maldita perra — murmuró para sí misma mirando una foto.

Esperó unos minutos más a Pierce.

— ¡Charlie! — gritó Pierce, asegurándose de que toda la casa la escuchara.

— ¡Maldita sea, Pierce! Estoy aquí — respondió Charlie con tono elevado.

Abrió la puerta. — No alcanzó el lavamanos — hizo un puchero.

— ¿Y para eso tenías que gritar? — entró Charlie al baño con Pierce.

La pequeña se hizo a un lado.

— A ver, ven — dijo Charlie, cargando a Pierce y ajustándola para que pudiera lavarse las manos. — Listo — la bajó con calma.

Polos Opuestos || Jenna Ortega x Fem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora