Capítulo 19

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Pablo sintió que la habitación daba vueltas, -un omega, fui un omega- pensaba confundido, le faltaba el aire, todo su cuerpo comenzó a temblar y sus piernas le fallaron, iba a caer al piso pero un par de brazos se lo impidieron, George quien había ingresado recién y escuchó la narración del Dr. Hernández, corrió a él antes que se desplomara, lo tomó de forma nupcial y lo acercó a su pecho.

-Lo llevaré a mi cuarto, debe descansar, hizo un viaje largo y ha tenido demasiadas emociones, luego necesito hablar con usted doctor, no se vaya por favor- Dijo esto último con una mirada amenazante y salió con Pablo en brazos.

Recorrió los pasillos de forma rápida, sostenía con firmeza al beta, pero sin ser tosco, abrió una puerta y colocó a Pablo sobre una gran y mullida cama.

-Mírame Pablo, mírame, ¿Cómo te sientes?-

Pablo continuaba como en trance, no parpadea, no habla, no responde, veía únicamente un punto fijo en la pared.

-Te traeré agua- George se iba y sintió una mano fría que lo tomó por la muñeca.

-N- no, me, d- de- dejes- fue todo lo que alcanzó a decir Pablo.

-Jamás- dijo George y se acostó junto al beta, quien en el acto acercó su cuerpo al contrario y se apoyó sobre su pecho, comenzando a llorar como un niño, el otro sin saber que hacer comenzó a emanar sus feromonas, sin recordar que eran indetectables por Pablo, lo abrazó con fuerza y comenzó a acariciar su cabello y espalda, para darle consuelo y calor.

Al rato Pablo quedó profundamente dormido, George se negaba a soltarlo y terminó durmiendo también.

No se dieron cuenta cuánto tiempo permanecieron dormidos y abrazados, Pablo se removió en los brazos de George lo que hizo que se despertara.

-Hola extraño.- mencionó Pablo

-Ja ja ja ja,- se reía- no soy un extraño, ya nos presentamos, ¿Recuerdas?-

-Sí, pero aún así, de ti, conozco solo tu nombre y ya hasta dormimos juntos, y-yo no soy así-

-Lo sé, se te nota en la cara, estas muy sonrojado-

Pablo trató de levantarse, pero unos fuertes brazos se lo impidieron.

-Tranquilo, sólo es una broma, no te la tomes a mal, de acuerdo-

-De todas formas, tengo que ir a ver qué sucedió con Nataniel y tratar de hablar con el doctor.-

-En serio te creíste tu papel de hermano mayor, verdad, Nam está con él, papá y mis tíos también, él está mejor que bien, pero tú necesitas pensar en ti, ahora en el estudio te desvaneciste, si quieres puedes tomar un baño he iré a la cocina por algo de comer para ti, ¿Qué te parece?-

Pablo cambió de semblante por uno más serio.

-Sé que no soy el verdadero hermano mayor de Nataniel pero, yo lo quiero ver así, él ha pasado por mucho y es mi deber ayudarlo y protegerlo, mi madre en cada oportunidad que tiene de llamarme, me pide que lo cuide, ya estoy acostumbrado a hacerlo-

-Y tú, ¿Quién cuida de ti?- Pablo abrió grande sus ojos, esa pregunta él mismo se la había hecho miles de veces, pero nunca le dijo a nadie sobre ello, se sentó en la cama y abrazó sus piernas, comenzó a respirar de forma acelerada y George lo notó, por lo que se acercó a él por la espalda y le habló cerca.

-Dime qué tienes, me disculpo si dije algo que te molestara-

-Desde que tengo memoria, - Pablo comenzó a hablar con temblor en la voz - me decían que yo debía ser jefe de hogar, proteger a mi pareja y a nuestros hijos, una hermosa beta te está esperando en algún lado, me decía mi madre, se fuerte, los betas no son tan fuertes como los alfas, pero tampoco son débiles decía mi padre, protege a Nataniel, él es frágil y tu fuerte, es tu deber en cada llamada de mamá era lo mismo, nunca me preguntó cómo estaba yo, no me malinterpretes, amo a Nat, en serio lo amo como a un hermano, pero siempre me pedían ser fuerte y proteger George, yo no quería proteger a nadie, yo no quería ser el fuerte, yo no quería a una hermosa beta, yo me sentía solo, fuera de lugar, yo yo solo quería a alguien que cuidara de mi.-

Mi Adorado OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora