Capítulo 12

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-¡Uhhh, ahhh, ummm!- se escuchaban los gemidos, entre besos y caricias.

-Déjame ver a mi alfa- le ordenó el omega.

-Amor, no puedo ahora, si lo hago puedo perder el control y lastimar tus heridas, no quiero.-

-Alfa, yo me encargo de eso, el cuerpo de mi humano ya está sanando, por tu sangre y porque me liberaste, yo también lo estoy ayudando a sanar más rápido, te lo aseguro, todo saldrá bien, pronto les devolveremos el control.-

-Bien- y de inmediato unos brillantes ojos color oro con destellos en rojo aparecieron.

-Omega, mi omega- se acerca para besar con lujuria al omega, -Sabía que estabas ahí, lo sabía- decía mientras continuaba besando, lamiendo y mordiendo la deliciosa piel y labios de su destinado.

- Alfa, no dejes que mi humano vuelva a inyectarse, el medicamento me estaba matando, me querían eliminar para que mi humano fuera un beta y yo, su omega, desapareciera, todos estos años me aferré a resistir, porque tenía la esperanza de encontrarte, gracias por rescatarme- besaba con necesidad a su pareja.

-Nadie te volverá a hacer daño, estoy aquí y te protegeré, eres mío, ¡Te Amo!-

Comenzaron a mover más sus cuerpos, rosando sus muy notorias erecciones, el omega tomó con una mano el bulto que sobresalía del pantalón impropio.

-Alfa, eres muy grande, ten cuidado y no nos lastimes-

-Lo tendré mi Amor- y deslizó dos de sus dedos a la entrada del omega quien ya estaba lubricando.

-¡Ahhh, ummm, ummm!, se siente tan bien mi Alfa, no pares, es tu primera vez también, ¿verdad?-

El alfa sonrió, -Sí mi omega, así es, siempre me reservé para ti, sabía que te encontraría y quería ser solo tuyo en cuerpo y alma- mientras con los dedos daba estocadas dentro del punto sensible del omega.

-Ahhh, sigue así alfa- este último introdujo un dígito más y comenzó a gemir de placer también cerca del oído contrario.

-Alfa, quita el vendaje de mi glúteo, me incomoda, ya mi herida está casi sana, ya no me harás daño.

- El mencionado obedeció, colocó al omega en la cama y con mucho cuidado, fue retirando el vendaje comprobando que el omega tenía razón, la herida estaba cicatrizando y solo faltaba una muy pequeña zona por sanar. Se acercó y comenzó a lamer la herida con devoción. -Ya falta muy poco, así sanará más rápido- dijo el alfa.

Estando tan cerca de la entrada de su omega pudo percibir el dulce aroma que desprendía el lubricante natural de la entrada del omega, siguió lamiendo su nalga y poco a poco se iba desplazando hasta el anhelado lugar, al llegar comenzó a lamer y succionar como un desesperado, el omega gemía sin descanso, la inexperiencia de ambos los hacía estar aún más excitados ante la novedad de lo que estaban experimentando.

-Omega, ocupo ponerlo, déjame hacerlo- suplicaba el alfa.

-Hazlo, hazlo ya- le indicó con desesperación el omega.

Con su mano temblorosa, el alfa tomó su miembro y lo alineó con la entrada del omega, comenzó empujando con cuidado ya que su miembro era demasiado grande.

-Ahhh, ummm, Amor estoy entrando, dime si te duele y me detendré, ¿de acuerdo?

-Alfa, ahhh, aunque quisieras no podrías detenerte, no podríamos detenernos, ahhh, ahhh, estamos muy excitados y te quiero dentro mío ya, solo mételo.-

Ante las palabras del omega, el alfa entro de una solo estocada. -¡AHHHH!,- gritó el omega, más por placer que por dolor, el alfa comenzó con el vaivén y se aferraba con sus manos a la cintura del contrario.

Mi Adorado OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora