Capítulo 20

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La confesión del Dr. Hernández, había tomado por sorpresa a todos, Nataniel pidió hablar con él a solas, los otros se retiraron mientras conversaban.

-Nataniel, no quiero que pienses mal de tu mamá, ella siempre hizo lo que pensó era correcto-

-¿Mi padre supo, lo de ustedes dos?-

-Sí, lo supo y nos perdonó, Shiri se lo confesó al quedar embarazada, él me fue a buscar para reclamarme, nos peleamos a los puños, luego hablamos más tranquilos y se lo expliqué, él sabía que Shiri siempre fue mi único amor, él siempre lo supo. Acordamos que el que no fuera el padre del cachorro se retirara de la vida de ella, y el que tuvo que irse fui yo. Cuando tu madre me contactó nuevamente, al verse amenazada, inmediatamente llamé a Lawler y lo puse al tanto de todo lo que sucedía, entre los tres, te protegimos e hicimos lo que estaba a nuestro alcance para alejarte de ese mafioso. Verónica y Mauricio, los padres de Pablo, nos ayudaron mucho, pero nunca estuvimos cerca de ellos para no involucrarlos, Pablo era el más cercano a ti, era más fácil, él podía protegerte sin levantar sospechas, no creas que él estuvo contigo solo porque lo obligamos, no, Pablo realmente te quiere, él es una víctima más de toda esta desastrosa historia.-

-Lo sé, yo también lo quiero y nunca le recriminaría nada a Pablo, en el caso de usted doctor, comprendo que fueron circunstancias que ustedes manejaron como creyeron mejor, usted ayudó mucho a mi familia en su momento y se lo agradezco, solo quiero pedirle un favor, hable con Pablo y si él quiere recuperar su rasgo secundario como omega, ayúdelo, él tiene derecho a ser feliz con su pareja, yo tuve la dicha de ser ayudado por mi alfa, pero Pablo, si existe la posibilidad de revertirlo por favor hágalo.-

-Haré lo que esté a mi alcance.-

El doctor, sentía, a pesar de todo, un peso menos en los hombros, el decir lo que cayó por años le dio paz, y ver que ya no debía ocultar más a Nataniel medicándolo, porque ya tenía a su propio alfa que lo protegería, lo hacía creer que ya había cumplido con lo prometido a sus amigos, ahora buscaría su reivindicación ayudando a Pablo.

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La familia se encontraba cenando, la Nana Lee, estaba feliz por tener casa llena y junto a las empleadas de la cocina preparó un verdadero banquete para agasajarlos a todos.

-Nana Lee, te luciste, todo está sabroso- Ji Yong hablaba con la boca llena.

-Cielo, compórtate- Hwa le decía mientras reía, al ver a padre e hijo con las mejillas infladas por la cantidad de comida que se metían a la boca.

-Dr. Hernández, no tuvimos la oportunidad de presentarnos como se debe, mi nombre es Kim Chin Hwa, por favor siéntase en su casa.-

-Gracias señora Kim, mi nombre es David Hernández, le agradezco por su hospitalidad, le pido disculpas por todo lo sucedido.

- No hay de qué disculparse David, coma por favor, coma.-

Unos pasos se hicieron escuchar por las gradas, unas voces que se identificaban como la de Pablo y George, rompieron el silencio que la familia expectante realizó esperando a la pareja.

-Estás seguro que no quieres que te cargue Amor-

-Ya dije que no es necesario, solo vamos despacio, me duele un poco la espalda-

-¿Solo un poco? Amor yo creo que realmente te está costando caminar, lo lamento, traté de ser suave.- El castaño abrazaba y besaba el cuello de Pablo.

-Ven amor, voy a cargarte-

-Alfa, no, me da vergüenza que nos vean llegar así-

Unas carcajadas estrepitosas se dejaron escuchar, asustando a Pablo que casi perdió el equilibrio en las gradas, George aprovechó para tomarlo en brazos y terminar de bajar.

Mi Adorado OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora