Un Reino de Fuego

|Capítulo 2|

Un extenso correo había llegado a mi bandeja de entrada cuando encendí mi portátil. Un larguísimo discurso de parte de la coordinación del instituto, dando infinidad de razones por las cuales se había tomado la premeditada decisión de mantenernos aquí durante las vacaciones de invierno. Al parecer desde hace unos meses atrás habían realizado asambleas con los demás directores de institutos de todo el país debatiendo si era idóneo tomar tal acción, un tanto drástica, a mi parecer.

Un pequeño porcentaje de decesos de recién egresados nosfery y strega alerto a todos. Temían que las muertes prematuras de apenas jóvenes adultos siguieran en aumento, así que habían preseleccionado a un vasto número de nosotros, evaluando nuestros pros y contras, todo con la finalidad de darle más chance de sobrevivir a los más fuertes. No... no a los débiles. No, a ellos los descartaron, los hicieron a un lado y decidieron enfocarse en solo los que sobresalen, los que tenían aunque fuese un poco más de posibilidad de sobrevivir. Sobrevivir y liderar.

Liderar de un modo que los débiles consiguieran sobrevivir al menos un día más.

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—Más te vale tomar ese avión mañana o te meteras en graves problemas, jovencita —dijo la voz del otro lado de la pantalla del ordenador con una voz gélida como el acero. Los largos cabellos dorados enmarcaban un rostro que, a pesar de su belleza, irradiaba una determinación férrea. Ella era la viva imagen de Cherith—. Este año vendrá Henry, finalmente la familia podrá estar junta ¿Pretendes arruinar algo tan importante por un berrinche tuyo?

—¿Un berrinche? —bufó Cherith—. ¿Debo recordarte que Cassie también es familia? Si ella se ve obligada a permanecer aquí, yo también lo haré.

—Te conozco perfectamente hija mía, siempre haces este tipo de berrinches cuando no obtienes lo que quieres —cerró los ojos por un momento, mordiendo su labio inferior, como si tuviera una lucha interna. Luego me miró a través del ordenador— Por favor Cassie, hazle entender lo importante que es esto, después de años mi familia puede estar junta... lo que queda de mi familia.

Ahí estaba.《 Lo que queda de mi familia》. El comentario que había estado esperando durante toda la videollamada, un amargo recordatorio de la peor época de mi vida.

Sentí un nudo en la garganta, que tuve que tragarme para poder hablar.

—Le aseguro señora Aragón que yo no tengo nada que ver con la decisión de Cherith, incluso la trate de persuadir, pero como ve ella es muy terca —dije sosteniendo su mirada, esos dos ojos azules en Cherith solo transmitían amor y bondad, pero en su madre parecían ser dos armas mortales.

Cherith soltó otro suspiro, y antes de cerrar su portátil solo dijo:

— La decisión está tomada madre, no insistas más. Mandale mis saludos a papá.

Me puse mi abrigo y me dispuse a salir de su habitación.

— Gracias por el momento incómodo que me hiciste pasar, así ella me odiará más —le reproché.

— Ella debe ver que estamos unidas en esto, somos un equipo ¿recuerdas? —cuestionó—. ¿Ya te vas?

—Estoy cansada, iré a dormir —dije—. Nos vemos mañana.

En cuanto puse un pie en mi dormitorio empecé a deshacerme de toda la ropa que llevaba encima. El abrigo, el saco del uniforme, las botas. Al despojarme de esas últimas sentí pisar las nubes, y mis dedos del pie se estiraron, libres.

Tome un baño y me dispuse a enredarme entre mis mantas. Le di un último vistazo a mi móvil antes de dormir. Solo puse una alarma, un par de horas de siesta era todo lo que necesitaba para sentí que volvía a vivir.