Si ganara un dólar por cada que podía sentir la tensión en el aire, sería asquerosamente rica. Solo habían pasado un par de días desde que Cher y Lena tuvieron que enfrentarse, y sí, ellas apenas se toleraban, pero ahora parecían dos archienemigas de serie juvenil de bajo presupuesto. Se lanzaban veneno con la mirada.
Nos hemos estado enfocando en el uso de magia. Los strega lo tenían fácil; manipular su elemento era tan natural para ellos como respirar. Pero nosotros... éramos como niños tratando de armar un rompecabezas sin las piezas. Patético era quedarse corto. Nunca tuve una persona que me guiará para controlar mejor mi magia. Yo era fuego puro, destrucción. Mi cuerpo podía arder como las mismas llamas del infierno, pero nunca consumirme en ellas. Mi madre, mi abuela, mis tíos, la mayoría de los descendientes de los Rainheart eran manipuladores del agua, yo era como un volcán en erupción en medio del océano, seguramente lo había heredado de mi padre. Habría aprendido bien, de tan solo haberlo conocido.
Will se la había pasado evitaba como la peste. Durante todo el fin de semana, ni una sola palabra, ni una sola mirada. En el entrenamiento, lo sorprendí mirándome un par de veces, pero al instante apartaba la vista, como si le quemara. Solo me dedico un escueto 'Hola' al salir de las duchas, como si fuera una formalidad más que una muestra de cortesía. Una parte de mí se negaba a aceptar algo que era obvio, su indiferencia me dolía más de lo que quería admitir. ¿El lado bueno? Al menos podía tachar uno de mis propósitos de año nuevo: dejar de tener acostones con él. Era noviembre, pero mejor tarde que nunca.
—¿Ya te sientes mejor? —le pregunté a Ethan. Le tocó pelear contra Yul. Es un strega bastante flacucho, con un estilo y físico surcoreano muy marcado, pero bastante bueno en su elemento. Le dio una paliza a Ethan.
—Sí —inclinó su cuerpo hacia atrás, haciendo que su espalda crujiera. Tomó una papita y la embarró de ketchup para llevársela a la boca.
—Puedo ayudarte a entrenar —sugirió Cherith, con una sonrisa demasiado amplia—. Recuerda que soy una de las mejores cinco.
Un nudo se formó en mi estómago, dándome un tirón. Durante el entrenamiento de la mañana me había esforzado más de la cuenta, pero no había conseguido subir de puesto. Me estaba quedando estancada, y eso era una jodida mierda.
Mamá se molestaría
《Ser una excepcional nosfery es lo único que debes hacer. Y estas fracasando》
Ah, ya puedo escuchar su voz en mi cabeza.
Mi tenedor rechinó y me di cuenta que lo había estado apretando tanto que se encorvo un poco. Mis dientes se crisparon. Lo enderecé con un suspiro y continué comiendo, mientras los alardes de Cherith seguían. Al parecer qué Lorna Veneto estuviera aquí fue obra de su madre. Así podría mantener un ojo encima a Cher todo el tiempo, entrenarla para mejorar y evitar que se metiera en problemas.
Lena rodó los ojos y suspiró.
—¿Podemos cambiar de tema? —murmuró, girando la cabeza para hacer crujir su cuello—. Me siento como un saco de boxeo. ¿Cuándo podremos relajarnos un poco?
—Parece que se divierten viendo como nos consumimos —chillé—. Me gustaría ir a nadar, eso me ayudaría muchísimo, pero la piscina...—Algo dentro de mí cerebro empezó a trabajar. Como sin los engranajes encajaran y empezarán a girar formando parte de algo mayor, algo que siempre me daba malas ideas.
Sonreí y le lancé una mirada cómplice a Lena. Ella alzó una ceja, perpleja. De pronto, sus ojos se iluminaron y podía ver el humo imaginario saliendo por sus orejas, sus engranajes trabajando al mismo ritmo que el mío, con el mismo propósito. Una sonrisa pícara curvó sus labios.
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Un Reino de Fuego
FantasyCassie Rainheart se ve obligada a permanecer en el instituto durante las vacaciones de invierno para entrenar sus poderes. Un hecho desastroso, ya que solo esta a medio año de ir a la universidad y la vida adulta no parecer ser nada facil, mucho men...