𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙩𝙧𝙚𝙨: Fácil es respirar

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Día siguiente
8:43 AM
Sesshomaru

Ayer dejé a Kagome en el aeropuerto y volví a casa lo más rápido que pude. Tenía ganas de que se quedará, en verdad creí que lo iba a hacer, pero se fue. Dejé de martillarme la cabeza con eso y continué con mi vida.

Decidí levantarme temprano antes de que Charlotte y Mioga vinieran. Tome un baño caliente e hice un poco de yoga en la sala mientras en la televisión se reproducía un documental. Suspiré dejando la relajación del yoga a un lado y me tiré al sofá. Recién me había bañado y ya me sentía apestoso otra vez.

La puerta de la entrada se abrió y mi sirvienta cruzó por ella. Traía algunas bolsas en las manos y usaba una falda pequeña. Tanto que desde mi posición lograba ver un poco de su ropa interior. Al girarse ella y verme en el sofá dio un pequeño salto y suspiró.

¿Le pegué un susto? Me pregunté, viéndola aún mientras ella colocaba las bolsas sobre la mesa de la cocina.

-Buenos días, señor Taisho. Veo que se levantó muy temprano hoy.

Asentí. No tenía nada que hacer. En la empresa no me necesitaban y no tenía asuntos pendientes con algunos socios o colegas, ni siquiera con los pocos amigos que tengo. Miré en el televisor como dos gays se cogían mutuamente. No entiendo en que momento la película se volvió tan... pervertida. Lo más raro fue que al verlos se me puso dura la verga.

Me levanté. Charlotte lavaba unos pepinillos y no me pude evitar imaginar mi miembro entre sus suaves manos. Mi yo interno me daba martillazos en la cabeza tratando de alejar la idea perversa que recién se me había ocurrido. Caminé hasta mi cuarto y cerré la puerta suavemente tras de mí, poco a poco fui quitándome los suaves pantalones para dormir que traía puestos y me ví la ropa interior ocultando el bulto que se me había formado.

Soy de lo peor. No follo hace más de un mes creo... Tal vez más. Y estoy necesitado. Mucho. Lo admito.

-Perdónenme por la locura que haré, dioses irlandeses. - suspiro. -Charlotte, ven aquí un momento. Necesito tu ayuda... - me mordí el labio inferior al escuchar sus apurados pasos acercarse.

La rubia abrió la puerta, entró y me buscó por toda la habitación. Cerré otra vez la puerta y ella se giró para verme. Se sonroja, baja su mirada y juguetea con los dedos de sus manos. Me acerco a ella, tomándola de la barbilla suavemente y la obligo a verme. Antes de que me diga algo me acerco a besarla y acostarla suavemente sobre mi cama.

Lo siguiente que pasó fue un montón de ropa volando hasta caer en el piso, los altos gemidos de ella, mi pene entrando y saliendo de su interior mojado en sus fluidos y algunas mordidas y arañazos en mi cuerpo. No me atreví a correrme dentro de ella, lo hice sobre mi cama, tampoco quize morderla o hacerle chupones como suelo hacerlo con mis amantes. Suficiente descarado fui al llamarla y follarla sin saber si ella lo quería o si estaba en alguna relación.

Para mi mayor tranquilidad ella me dijo que estaba soltera y no planeaba tener alguna relación con alguien. Entendió perfectamente mi estado y prefirió dejarlo en secreto. Obviamente me pidió que no lo volviera a hacer ya que le dio mucha vergüenza verme de esa manera.

Luego de estar cogiendo por una hora completa y descansar unos minutos me fui a la casa de mis padres adoptivos.

Casa Taisho

SESSHOMARU: Alas fuera del burdel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora