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Estaba totalmente enojada, el padre de mi hija la había dejado otra vez plantada, pero claro, ¿cómo pude confiar de nuevo en la palabra de Tom?

Mi pobre hija estaba observando por la ventana cada cinco minutos, estaba segura de que su padre vendría.

-Cariño... -la llamé, esta me volteó a ver- vamos a tu habitación, tienes que descansar.

Sara negó con su pequeña cabeza varias veces.

-Papá va a venir, mamá.

No sabía cómo explicarle que él ya no vendría. Llevábamos desde la tarde esperándolo.

-Tú padre ha de estar un poco ocupado, quizás mañana venga -mentí, le mentí otra vez a mi hija-

-Mamá, siempre dices eso, pero papá nunca vuelve.

Le iba a responder, pero mi teléfono sonó.

-Es tu papá, le iré a contestar.

Me alejé un poco de Sara, Tome iba a escucharme.

Llamada...

-Dalilah, no podré ver a Sara.

-Esta obvio, ¿cuál es tu excusa ahora?

-No hay ninguna excusa, Samantha se sentía mal y tenía que quedarme con ella.

-Samantha, siempre es ella, ¿no puedes tener un puto minuto para estar con tu hija?

-Se sentía mal, ¿qué quería que hiciera? Aparte, Sara quiere que esté todo el tiempo con ella, es una niña muy odiosa.

-Pudrete, Kaulitz.

Fin de la llamada.

La ira que sentía en ese momento era inexplicable.

Fuí hacia donde estaba Sara, aquella seguía en la ventana, ansiosa por la llegada de su padre.

El timbre de la puerta sonó.

-¡Mamá, llegó papá! -dijo emocionada, ¿cómo le explicaría que el estúpido de su padre no iba a llegar?-

Sara fue rápidamente a la puerta para abrirla, estaba con una enorme sonrisa, la cual desapareció cuando vió que era su tío Bill.

-¿No te emociona verme?

-No es eso tío, pensé que era papá.

Bill me volteó a ver angustiado.

-Oh, pequeña... -dijo mientras ingresaba a la casa- papá tenía mucho trabajo, es por eso que no vino.

-¡Siempre dice que es trabajo! Tío, dime la verdad, ¿Papá no me quiere?

Al escuchar esas palabras mi corazón se destrozó, no era la primera vez que Tom hacia esto.

-No digas eso, cariño. Estoy seguro de que tu padre te adora, solo es que tiene mucho trabajo.

Sara se fue a su habitación, estaba totalmente triste.
No me gustaba verla así, ¿a quién le gustaría ver a su hija sufrir así gracias a su propio padre?

Bill siempre cuidaba de ella, incluso más que Tom, siempre la venía a visitar y le traía cualquier cosa. Son inseparables.

Llevé a mi niña al baño para que tomara una ducha, cepilló sus dientes y le iba a contar un cuento.

-Mamá, quiero que está vez me lo cuente el tío Bill.

Lo volteé a ver con mala cara, obvio que lo hacía de broma. Sara y Bill rieron.

-Ash, como lo desees.

Le dí el cuento a Bill y se lo comenzó a leer. Los observaba a los dos, como desearía que Bill fuera el padre de mi hija y no Tom, pero ya no podía hacer nada.

Después de unos minutos Sara se quedó completamente dormida y Bill se fue.

Lágrimas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora