02

512 30 1
                                    

Estaba tomando mi taza de café en la mañana, siempre solía hacerlo.

Sara aún no despertaba, se había quedado hasta tarde esperando a su padre, pero aquél nunca llegó.

Me sobresalte un poco al escuchar el timbre de la puerta. Fuí a ver quién era.

-¿Qué haces aquí? ¿Ahora si tienes tiempo para tu hija?

Tom rodó los ojos.

-No empieces, Dalilah... -entró como si nada a MÍ casa- solo vine a dejarte el dinero de la semana.

Dejó el dinero sobre la mesa.

Sara quién ya había despertado corrió hasta donde estaba su padre y lo abrazo, este la miró extraño.

-Papi, pensé que ya no vendrías.

-Pues ya estoy aquí, ¿qué quieres?

-¿Podemos ir a desayunar algo? Papi, dí que si, por favor.

-Eres irritante.

Volteé a ver a Tom enojada, sus palabras podrías herir a Sara.

-Ni siquiera estás lista aún, mejor ve a comer con tu madre... -me señaló- yo tengo cosas que hacer con Samantha.

Sara se puso a llorar.

-Cariño... -la llamé- ve a tu habitación, tengo que hablar un rato con tu padre.

Sara no dijo nada, solo obedeció.

-Tú hija es muy irritante.

-También es tú hija, que no se te olvide.

Tom rodó los ojos.

-¿De qué quieres hablar? Tengo cosas más importantes que hacer.

-Esto ya no puede seguir así, nuestra hija te necesita, necesita a su padre.

-Yo nunca quise ser padre, tú muy bien lo sabes, pero aún así no te cuidaste.

Estaba acabando con mi paciencia.

-¿Estás tratando de decir que no quieres a Sara?

-Entiendelo como quieras.

Tom se dió la vuelta y salió de casa.

Estaba totalmente enojada con Tom, ¿tan difícil era pasar tiempo con su hija?

Sara bajó las escaleras, tenía una toalla que le cubría todo su cuerpo.

-Mamá, ¿papá ya se fue? -dijo cabizbaja- pensé que iríamos a comer en familia.

-Tenía cosas que hacer.

Mentí, de nuevo le mentía a Sara, odiaba eso, odiaba a Tom.

-Pero no te preocupes, iremos a comer las dos juntas.

-Esta bien.

Subí junto a Sara, iba a vestirla para salir a desayunar juntas.

°•TOM KAULITZ•°

Llegué a mi departamento, ahí estaba mi novia Samantha.

-Cariño, ¿cómo te fue?

-Mal, Dalilah siempre está molestándome con lo mismo.

-Tan solo dejala, mejor ven conmigo.

Samantha se abalanzó hacia mí y me besó, no dudé en seguir besándola. De repente la puerta del departamento se abrió, era Bill.

-¡Tom, ¿cómo puede ser posible de que le dijeras eso a Sara?! ¡Y peor aún, no fuiste a desayunar con ella!

-¿Tú también me vas a joder por esa niña? Entiende que no quiere tener contacto con esa niña odiosa, solo llora y llora, es una débil.

-¡No puedo creer que digas esas cosas de tú propia hija!

-Es lo que pienso, Dalilah nunca tendría que haber quedado embarazada.

Bill me pegó una cachetada.

-¡No vuelvas a decir esas cosas!

-¡Lárgate! ¡Déjame follar con mi novia!

Bill sin decir una palabra más se fue, estaba enojado.

-Bebé, no les hagas caso.

Samantha comenzó a desabrochar mi pantalón.

-¡Déjame! ¡Ya no quiero nada!

Me fuí a la habitación y me encerré en esta. Aún seguía pensando en Dalilah, si ella no hubiera quedado embarazada todavía siguiéramos juntos.

Lágrimas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora