05

446 29 0
                                    

Estaba viendo a mi hija mientras dormía, se parecía a un ángel, sonreía mientras dormía.

Bill me había contado sobre lo que había hecho Tom ayer, Sara estaba destrozada, y yo también. No podía creer lo que Tom le había dicho a una niña tan inocente como lo era Sara. Incluso le había dicho que por su culpa nosotros dos no estábamos juntos, me llenaba de coraje, pero a la vez de tristeza.

Sara se despertó sobresaltada.

-Mi vida, ¿qué te pasó?

-Mamá, tuve una pesadilla... -dijo mientras me abrazaba- papá me estaba pegando e insultandome.

-Es solo un mal sueño, mi amor... -dije mientras le hacía piojitos- vuelve a descansar.

-Mamá, ¿puedes volver con papá? Él dijo que por mi culpa no estaban juntos... -dijo triste- vuelve con él, por favor.

-Mi vida, eso es imposible, tu padre está con Samantha.

-¡Pero él no la ama! Estoy muy segura, mamá.

-Si él no la amará, no estarían juntos. Vuelve a descansar.

-Si tú vuelves con papá él me amará, mami, por favor.

Me rompía en pedazos al escuchar las palabras de mi hija, ella solo quiere que Tom la ame.

Aún recordaba todo lo que me había dicho y hecho Tom cuando estaba embarazada y cuando dí a luz a Sara.

Acariciaba lentamente el cabello de mi pequeña hija, era castaño. Se parecía mucho a su padre, solo tenía mis ojos.

-Descansa, mi amor.

Volví a recostar a mi pequeña en su cama y comencé a dormirla de nuevo.

Poco a poco se iba quedando dormida, yo hacía lo mismo.

Ambas nos quedamos dormidas.

AL DÍA SIGUIENTE...

Estaba preparándole el desayuno a Sara, cuando de repente alguien tocó el timbre.

-¡Yo veré quién es, mami! -dijo Sara mientras bajaba las escaleras, aquella estaba lista para ir a la escuela-

-Esta bien, cariño.

Sara se dirigió a la puerta y la abrió.

-¡Papá!

Se abalanzó hacia los brazos de Tom, aquél la aceptó con cierto desagrado.

Dejé lo que estaba haciendo y me dirigí hacia ellos.

-Dalilah, vine hablar contigo.

-No tenemos de qué hablar, Sara no puede salir contigo.

-No vine a ver a Sara.

La cara de mi pequeña cambió.

-Entonces puedes irte.

-Dalilah, quiero una segunda oportunidad contigo, te amo.

Mi cara cambió por completo.

-Te lo ruego, te necesito.

-Tom, no podemos regresar, tú estás con Samantha..

-La dejo por ti.

-No, no puedo estar con él hombre el cual hace sufrir a mi hija.

-¿De nuevo es por esa niña llorona?

El expreso de Sara llegó, la llevé hasta este.

-Mamá, espera, iré a despedirme de papá.

-Cariño, se nos hace tarde.

Sara corrió a los brazos de Tom y le dió un beso en la mejilla.

-Adiós, papá, te quiero mucho.

-Adiós -dijo Tom todo seco-

Lo miré mal.

Llevé a Sara hasta el expreso y la subí. Nos despedimos y ella se fue.

Volví a la casa, Tom seguía ahí.

-Te puedes ir, Tom.

-No, no lo haré. Dalilah, aún te amo.

-Yo no lo hago.

Mentí, claro que lo hacía, amaba a Tom, siempre lo hice.

-Tus ojos no dicen lo mismo.

-Pues mis ojos mienten. Tom, por favor vete.

Tom se fue cerrando la puerta detrás de él.

Me quedé llorando, quería correr hacia el y abrazarlo, besarlo, decirle lo mucho que lo amo. Pero él le hacía mucho daño a mi hija, yo había presenciado cuando Sara lloraba.

NO, NO HIBA A PERDONARLO.

Lágrimas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora