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Estaba en la sala de espera, mi pierna subía y bajaba de los nervios que sentía. Tom, Bill, George y Gustav estaban ahí, todos estábamos esperando noticias de Sara.
Había llorado mucho, no podía creer en la situación que estaba Sara en este momento.
Nunca me imaginé de algo así.

-Familiares de Sara Kaulitz.

Corrí rápidamente hacia donde estaba la doctora.

-Somos nosotros.

-La paciente salió bien de la cirugía, pero sigue en estado crítico, tiene que descansar un poco, permiso.

-Gracias doctora.

Me sentí aliviada, Sara estaba bien, solo necesitaba descansar un poco.

La imagen seguía grabada en mi mente, como ese hombre le disparaba a mi hija, como ella caía al suelo.

-Ella va a estar bien, Dalilah, nuestra hija es fuerte.

-Lo sé, pero aún no puedo borrar la imagen de cómo le disparaba.

-Fue duro, lo sé... -hizo un leve pausa- pero ella ahora está bien.

Abracé fuertemente a Tom, él había estado a mi lado en todas estas horas.

-Te quiero, Dalilah.

No dije nada, solo lo abrazaba.

DOS DÍAS DESPUÉS...

Sara ya se había recuperado, ahora ya estaba en otra habitación.

-Papá, dale este anillo a mamá, es un anillo de matrimonio, hazle la propuesta a mami.

-Cariño, tal vez podríamos hacerlo más tarde, ya es hora de que comas.

-Dalilah, Sara quiere que te haga la propuesta... -dijo mientras tomaba mi mano- ven aquí, ¿acaso no vez el esfuerzo que hizo para hacer este hermoso anillo?

Tom se arrodilló lentamente, volví a ver a Sara, ella estaba muy feliz.

-Dalilah, ¿serías mi esposa?

Observaba a Tom mientras sonreía, no podía evitar hacerlo.

-Creo que a mami le esta gustando.

-Vamos Sara... -dije- es solo un juego.

-Mami, dile que si a papi.

Miraba a Tom y luego a Sara.

-Pero solo es un juego.

-Por favor.

-De acuerdo, si acepto ser tu esposa.

Tom me puso el anillo en mi dedo, Sara sonrió, estaba muy feliz.

-Mamá, papá, ¿van a casarse? Llamemos al sacerdote de la capilla.

Los tres reímos.

-Cariño, esto no es de verdad.

-Mami, ¿pueden casarse ahora?Quiero que seamos una familia de verdad y feliz.

-Podemos jugar mañana, princesa -dijo Tom-

Recibí una llamada, salí atenderla afuera.

-¿Sabes, hija? Mamá y yo pronto nos casaremos.

-¿Lo prometes, papá?

-Lo prometo.

Sara chocó su palma con la de Tom, harían un buen equipo.


Lágrimas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora