09

402 27 2
                                    

-Sara, Sara despierta.

-Déjenme dormir un ratito más.

-Sara, saldremos a comer con tu mamá.

Cuando escuché la palabra "mamá" rápidamente me desperté.

-¡Vamos!

Papá rió.

Me arreglé un poco y salimos del departamento con papá, Samantha ya se había ido.

Llegamos a un restaurante muy lujoso, ahí se encontraba mi mamá.

-Sara, ¿cómo haz estado, cariño?

-Mami, te eh extraño mucho... -hice una pausa- eh estado muy bien, papá cuida de mí.

-Muy bien, porque si el no cuida de ti se las verá conmigo.

Papá rió.

-No te rías, es de verdad.

-Papá, cuando mamá se enoja parece el mismo diablo.

-Creeme que la conozco, Sara.

Los tres reímos, luego de mucho tiempo me volví a sentir feliz.

Todos ordenamos nuestra comida, luego de unos minutos ella llegó.

-¡Esto se ve delicioso! -exclamé-

-Calma, cariño.

-Dejala, es una hambrienta como yo.

HORAS DESPUÉS...

Seguía en el departamento de papá, mi mamá me había dejado convivir mucho más tiempo con él.

°•SAMANTHA•°

Entré al departamento de Tom, él seguía con esa niña odiosa.

Entré y no estaba nadie en la sala ni en la cocina, me dirigí a la habitación de Tom, la puerta estaba algo abierta, la abrí un poco más y ahí estaba Tom con su hija.

-Papá, ¿por qué no vuelves con mamá? ¿Acaso ya no la amas?

-Sara, yo eh amado a tú mamá desde el día que la conocí, pero tuvimos varios inconvenientes y por eso terminamos nuestra relación.

-¿Por mí?

Tom dudaba en responder, yo sabía que sí había sido culpa de Sara.

-Sara, ya es hora de descansar.

-Esta bien.

Tom comenzó a leerle un cuento a Sara.

Una vez que ella se durmió entré a la habitación.

-Samantha, ¿a qué horas llegaste?

-Recién, se la ve tan bien durmiendo... -mentí, claro que lo hacía- lástima que ella no me quiere.

-Tienes que darle tiempo, Samantha.

-Se te ve bien siendo padre... -sonreí- quisiera tener un hijo contigo.

La cara de Tom cambio.

-No quiero tener más hijos, con Sara me sobra y me basta.

Me enojé un poco, odiaba a esa niña, lo arruinaría todo al igual que su madre.

-¿Y si Dalilah te lo pediría? Obvio que lo aceptarías.

-No quiero hablar de esto, haz silencio que Sara está durmiendo.

-¡Todo es por esa niña! ¿Ahora también va a dormir contigo? Esta es nuestra habitación.

-Mi habitación, no tuya.

Me fuí de ahí muy furiosa, ¿cómo podría poner a esa niña en primer lugar que yo?

Lágrimas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora