catorce

1.3K 106 17
                                    

Meses después.

Mientras el avión descendía hacia el aeropuerto internacional de Buenos Aires. Blas miraba por la ventanilla con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, sintiendo la emoción y la anticipación crecer con cada minuto que pasaba. Después de meses separados, por fin estaba regresando a casa, a Argentina, a Olivia.

El avión aterrizó con suavidad y Blas se levantó de su asiento con prisa, ansioso por reunirse con la persona que había ocupado sus pensamientos durante todo el vuelo. Mientras caminaba por el pasillo del avión, las imágenes de su vida en España parecían desvanecerse lentamente, reemplazadas por recuerdos vívidos de su tiempo con Olivia.

Al hacer todo el papeleo y buscar sus valijas, Blas se dirigió hacía la puerta de bienvenida, sabiendo que al otro lado se encontraban algunos familiares, amigos y obviamente, la dueña de sus pensamientos, Olivia.

Con paso decidido, Blas se dirigió hacia la puerta y la cruzó. Sus ojos buscaban entre la multitud con ansiedad, vio a sus amigos que se apresuraron en saludarlo y abrazarlo expresando lo mucho que lo habían extrañado a la par de su familia, se tomó su tiempo y se separó de la multitud, buscando desesperadamente el rostro familiar que había extrañado tanto durante su tiempo en el extranjero.

Y entonces, la vio.

Olivia estaba de pie junto a una columna, con su pelo perfectamente acomodado, su atuendo tan lindo como siempre y una sonrisa radiante en el rostro. Sus ojos se encontraron, y en ese momento, todo lo demás pareció desvanecerse a su alrededor. Blas corrió hacia ella, dejando que el impulso de la emoción lo llevara hacia sus brazos abiertos.

—Olivia. —exclamó Blas, sintiendo la calidez de su abrazo y el latido de su corazón en sintonía con el suyo. —Te extrañé tanto.

Olivia envolvió sus brazos alrededor de él con fuerza, sintiendo la emoción y la felicidad abrumarla. —Yo también te extrañé, Blas. — susurró, su voz llena de emoción contenida. —Bienvenido de vuelta.

Blas se sentía completo de nuevo al tener a Olivia entre sus brazos. El abrazo era tan reconfortante como lo recordaba, y cada segundo que pasaban juntos solo intensificaba su deseo de estar cerca de ella.

Después de un momento, se separaron lo suficiente como para mirarse a los ojos. En ese instante, Blas se perdió en la profundidad de los ojos de Olivia, viendo reflejado en ellos el amor y la alegría que sentía en su propio corazón.

—Estás más hermosa que nunca —dijo Blas con sinceridad, acariciando suavemente la mejilla de Olivia con el dorso de la mano y dándole un beso que había estado guardado durante tanto tiempo. —No puedo creer lo afortunado que soy de tenerte en mi vida.

Olivia sonrió, un brillo de felicidad bailando en sus ojos. —Y yo no puedo creer que finalmente estés de vuelta. —Sus palabras estaban llenas de emoción contenida y alivio. —Te extrañé tanto.

Blas asintió, sintiendo un nudo en la garganta ante la idea de haber estado lejos de ella durante tanto tiempo. —Yo también te extrañé, más de lo que puedo expresar con palabras.

—Bueno, tórtolos. Blas te dejamos irte con Olivia hoy, mañana sos todo nuestro, eh. —Habló Pipe en un tono gracioso.

Juntos, se dirigieron hacia la salida del aeropuerto, con las manos entrelazadas y el corazón lleno de anticipación por los momentos que estaban por venir. La ciudad de Buenos Aires los recibió con su familiar bullicio y energía, y Blas se sintió más en casa que nunca antes.

Mientras caminaban hacia el auto de Olivia, Blas no pudo evitar preguntar: —¿Cómo estuvo todo?

Olivia sonrió, contándole historias de su tiempo en Argentina y de las cosas que había hecho para mantenerse ocupada mientras Blas estaba en España. Hablaron y rieron juntos, disfrutando del simple placer de estar uno al lado del otro una vez más.

gorgeous ; blas polidori Donde viven las historias. Descúbrelo ahora