Prólogo.

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Felix.

Vi a un chico tirarse de los pelos en frente del estadio. Muy pensativo, bufando a cada rato y tecleando en su teléfono.

Mire mis dos entradas y luego volví a mirarlo a él. Me encogí de hombros y me acerqué.

El chico estaba tan metido en su propio mundo que, cuando toqué su hombro, dio un saltó hacia atrás poniendose a la defensiva rápidamente.

— Ey, ey. No te voy a morder.— Dije haciendo un gesto con mis manos, el típico para tratar de calmarlo.

— ¿Quién mierda eres? — Dijo mirandome con desconfianza. Rodé los ojos.

— No te lo voy a decir porque yo tampoco te conozco. Pero te vi tan desesperado que no pude evitar acercarme.— Frunció el ceño y enseñé mis dos entradas, sus ojos se iluminaron.

— ¿Qué quieres?

— Te doy una entrada, sin más.— Se cruzó de brazos. — Mira, necesito ver dónde está mi hermana y compré una entrada de más creyendo que mi mejor amigo vendría, así que la tomas o la dejas. No tengo tiempo.

Rodó los ojos.

— Puedo conseguir una entrada por mi propia cuenta.— Hice una mueca y me encogí de hombros.

— Pues vale, suerte. Yo me largo, chico desconfiado.— Me di media vuelta y me dirigí a la puerta del estadio.

El desconocido no tardó en llamarme, no pude evitar soltar una carcajada.

— ¡Oye! ¡Chico rubio! ¡Ven aquí! — Gritó, rodé los ojos y me volví hacia él.

— ¿Qué mierda quieres? ¡Tengo a una hermana la cuál sacar de un concierto! — Exclamé sin vergüenza, muchas personas que andaban por los alrededores se me quedaron mirando.

El chico corrió hacia a mí y me agarró del brazo.

— No hacia falta gritar, rubio.— Hice una mueca por el apodó. — ¿Qué quieres? ¿Qué te llame anónimo?

— No, pero podrías inventarte un apodó mejor, chico desconfiado.— Rodó los ojos y se mostró pensativo.

— ¿Te gusta pecoso?

— Uhh, sí, esta bien.— Dije sin importarme mucho.

— Bueno, ¿me vas a dar esa entrada o qué? — Preguntó, yo reí.

— ¿Qué gano dándotela?

— Hace un segundo dijiste que no había condiciones.— Sonreí.

— Aprendes rápido, chico desconfiado.— Le entregué la entrada e hice ademán a irme, pero antes decidí hablarle. — Esperó verte pronto, chico desconfiado.

Me miró estupefacto y me fui sin decirle nada más.

Quién diría que después de unos días volveríamos a encontrarnos. Y el próximo. Y el siguiente. Y capaz toda nuestra vida.

 Y capaz toda nuestra vida

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@ minnieaot

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