Parte 22

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Jungkook había estado partiéndose en mil, entre seguir haciendo su trabajo con el negocio de armas y encontrar la forma de acabar con la pesadilla de Do Yun. Este mundo sería mejor sin gente como él.

El trabajo lo mantenía ocupado y fuera de casa, eso ayudaba a mantener la distancia con Jimin y darle su espacio, porque tenía sentimientos encontrados, su casa estaba llena del dulce aroma del omega. Por un lado, lo hacía sentir tranquilo saber que estaba a salvo pero por el otro, odiaba no poder tocarlo, estar cerca de él. 

De todas formas no era bueno acostumbrarse a ello, Jimin tarde o temprano se iría. Se sentía frustrado y patético mientras se encerraba en la ducha a masturbarse cada vez que su lobo arañaba su interior exigiendo tomar al omega. Algo que sería imposible, Jimin lo despreciaba.

No se arrepentía de haber matado a la mierda de Seo Joon, solo de haberse dejado llevar olvidando que Jimin estaba ahí para ver la clase de monstruo asqueroso que era.

Jimin era demasiado puro y lo había arrastrado a su mierda, no podía negar que una parte de él, la más salvaje, había tenido la intención de preñar al omega, porque era suyo y seguro como el infierno que él no lo merecía pero no había nadie adecuado para alguien tan hermoso como ese omega.

¿Egoísta? Demasiado, era un imbécil, lo fue desde que se permitió volver a Jimin una y otra vez pero era demasiado tarde para lamentarse por ello.

Estaba consciente que las personas como él no obtienen finales felices, tarde o temprano el tic tac del reloj que anuncia el final, llegaría y él tendría que dejar ir a su bonito omega y al cachorro. Mientras, intentaría hacerlo feliz, si Jimin lo quería lejos al menos le daría tregua dentro de casa, cuando todo mejorará, estaría siempre listo para dejarlos ir.

Pero la sensación de rechazo no dejaba de afectarlo, Jimin  seguía huyéndole como la peste y no lo culpaba, por eso procuraba darle su espacio y salía por voluntad  de cada habitación de su propia casa  con tal de ver al omega en paz.

Esa mañana, Jimin se detuvo en la puerta de la cocina y encontró al alfa de espaldas sin camisa a una hora inusual,  se tomó el tiempo para escuchar la conversación...

-Llevaré a la gente Yoongi conmigo, de esa forma Pietrov sabrá que no estamos jugando. Es su última oportunidad, estoy harto de tener que lidiar con su cambio de planes.
-Si, ya le he confirmado la hora, saldremos de aquí a las 2 para asegurarnos de tener todo bajo control y descargar en 2 horas. No te preocupes Joon, lo haremos rápido, antes de que amanezca volveré, solo asegúrate de tener la transferencia de fondos completa para que comencemos a descargar.

Jungkook dejó el celular apenas terminó la llamada y bebió un poco de agua. Acostumbraba a entrenar todas las mañana pero ese día tendrían que entregar cargamento para los rusos y debía comenzar mucho más temprano su día.

Siguió con la mirada el cuerpo de Jimin, cuando  entraba a la cocina. ¡Lunas! Era mucho más hermoso cuando estaba recién levantado. Esa cara de dormitorio lo volvía loco.

Sin querer incomodarlo se dio la vuelta para salir como siempre lo hacía y comenzar su día, pero la voz del omega lo detuvo.

-¿Irás a hacer cosas malas? ¿Disfrutas matando y lastimando a la gente? —Jimin había escuchado la conversación, era obvio.

Jungkook debió ignorarlo pero no pudo, giró hacia él omega y lo acorraló colocando sus brazos en la encimera de la cocina.

—Si, iré a hacer cosas malas y hay cierto placer en matar a gente que se lo merece.

—Eres horrible.—murmuró Jimin con una expresión asustada.

-¿Ahora soy horrible?Debiste haberlo pensado cuando me abriste las piernas—sonrió malicioso—Este alfa horrible, es el padre de tu cachorro.

-¡Cállate! Y-yo no lo sabía.

—Te lo advertí, te dije que no era una buena persona, pero volviste a mí una y otra vez porque te gustaba.

—Te odio.—chilló Jimin frustrado.

—No te preocupes los tipos como yo nos quedamos solos y a veces no vivimos tanto tiempo. Si tienes suerte y lo deseas con todas tus fuerzas tal vez pronto recibas la buena noticia de que estoy muerto.—murmuró cerca de su mejilla.

—Aléjate de mi.—dijo empujando el pecho del alfa.

—Deséalo Jimin, ódiame tanto y deséalo para que pague por todo lo que he hecho.—siseo.

Jimin echó un vistazo a las cicatrices de su pecho, pensando en todo el dolor que el alfa había sentido cuando lo torturaron y estuvo a punto de morir.

—Si te sirve de algo, estoy pagando el karma de lo que he hecho, teniéndote aquí invadiéndome con tu aroma y reprimiendo las ganas que tengo de follarte. Desde que llegaste me siento frustrado así que tampoco disfruto esto.

Jungkook se dio la vuelta dejando a Jimin con ansiedad porque ¡Vamos! Realmente no lo odiaba, si es verdad que le había tenido miedo al principio  y ahora seguía enojado, porque hubiera deseado que las cosas fueran distintas, que el alfa tuviera una vida normal en la que ambos pudieran vivir en paz.

Jungkook había sido bueno con el, lo había protegido desde el primer día y Jimin se había enamorado perdidamente, aún lo estaba, quería odiarlo pero era bastante difícil hacerlo. Jimin se quería convencer de ello, pero Jungkook no estaba ayudando.

No era correcto amar a un alfa que hacía cosas malas, lo había visto matar a ese hombre sin piedad y sin remordimientos pero también estaba ese otro lado del alfa del que todos hablaban y la forma en que cuidaba de su sobrina y de toda su manada. Era tan contradictorio.

El resto del día el alfa no volvió y haber escuchado esa llamada lo había dejado con un sentimiento de preocupación en su pecho. Intentó no pensar en ello.

" Si tienes suerte y lo deseas con todas tus fuerzas tal vez pronto recibas la buena noticia de que estoy muerto" por supuesto que Jimin no lo deseaba, moría de miedo de pensar que eso sucediera. Ahora mismo sentía ese miedo de que Jungkook no volviera y se fue haciendo peor cuando se fue a la cama y Jungkook seguía sin volver.

Jimin no podía dormir, dio vueltas en la cama ansioso mirando el reloj. Ya eran las 5 de la mañana y el alfa no había regresado a casa, tenía una mal presentimiento. Se levantó y se asomó por la ventana de su habitación que daba a la entrada de los jardines, el sol estaba ya casi en lo alto y no había podido pegar un ojo.

Intento regresar a la cama pero fue inútil, se quedó recostado pidiéndole a la luna que el alfa regresara de una buena vez. ¿Qué podía ser tan tardado? No estaba familiarizado con negocios ilícitos, el solo hacía pan y servía café pero había escuchado que el alfa llegaría antes del amanecer y ya el sol llevaba rato ahí.

Minutos más tarde, el sonido de los neumáticos de autos se escuchó afuera de la casa, Jimin se levantó y corrió a la ventana. Dos camionetas negras habían estacionado y los hombres bajaron de prisa.

Algo había sucedido...

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