Parte 42

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La idea en sí misma lo molestaba, dejar el cálido nido al anochecer y despedirse de su omega embarazado no dejaba de frustrarle, pero era parte de mantenerlo a salvo. Jungkook acarició perezoso el vientre hinchado de Jimin que tarareó removiéndose en su pecho, ya ni siquiera recordaba por qué había aceptado ver una película como esta, pero ahí estaba frente al televisor con el cuerpo del omega acurrucado entre sus brazos mientras intentaba entender lo interesante de la historia.

No le importaba, estar cerca de Jimin era lo único que podía hacer cuando tenía un tiempo libre y aceptaba cualquier plan que propusiera el rubio. Una semana atrás, incluso había aceptado ver a ese idol al que su omega le gustaba, el tipo iba aparecer en un programa de variedades. Jungkook no se lo puso fácil para aceptar, pero cuando Jimin sacó su labio inferior en un lindo puchero y se puso de puntillas para colgarse de su cuello y pedírselo insistente, supo que no podía ir más allá negándose. Terminó aceptando y fue bastante divertido ver al rubio bailotear emocionado todas las canciones frente al televisor sosteniendo su vientre, Jungkook solo pudo sonreír como un idiota enamorado.

Jimin no se cansaba de repetirle lo feliz que era su vida, pero Jungkook aún dudaba de ello. Estaba seguro de que podía darle mucho más felicidad, aquel viaje a Disney que tanto quería hacer, venía a su cabeza constantemente. Seguro los demás en la manada se reirían de él por usar orejas de ratón y tomarse fotos  junto a Jimin, pero le importaba una mierda, si Jimin se lo pedía, él lo haría. Haría cualquier cosa por ese omega y su cachorro.

Pero definitivamente no era un buen momento para planear un viaje a Disney, había demasiados problemas alrededor.

Afortunadamente, no habían tenido señales de Do Yun, las noches eran tranquilas y todo parecía haber vuelto a la normalidad, pero eso era lo que más le preocupaba, la tranquilidad. Jungkook estaba seguro de no ser el único preocupado por ello porque hasta ahora nadie en la manada había propuesto bajar la guardia.

No podía evitar mirar a cada rato el reloj, el tiempo parecía pasar tan rápido y en un par de horas tendría que despedirse para ir a hacer su trabajo. Jimin se ponía meloso cada vez que eso sucedía, lo distraía con cualquier cosa para retrasarlo y Jungkook tenía que ser firme en ello para despedirse y dejarlo ahí balanceándose como un niño pequeño y regañado. El también lo odiaba, odiaba haber tenido el infortunio de nacer rodeado de sangre y traición, nadie elige eso.

El alfa sintió el pequeño cuerpo de Jimin vibrar en su pecho y luego el sonido de su risa llegó a sus oídos, tal vez la película era tan mala que daba risa. Jungkook exhaló un largo suspiro y enrolló los brazos en el pecho del omega apresándolo contra a él, su rostro enterrándose en las suaves hebras rubias.

—Jungkook—Jimin murmuró removiéndose en su regazo y el alfa tarareo en respuesta—¿puedo preguntarte algo?

—Lo que quieras—asintió cuando Jimin giró para mirarlo.

Esa mirada, había sido la misma que hizo que finalmente Jimin lo tuviera envuelto en su dedo meñique, no era bueno resistiéndose a ella.

Después de unos segundos finalmente Jimin preguntó con una voz suave—¿Por qué no me has marcado? pensé que lo harías pero siguen siendo marcas temporales.

—Lo haré—fue todo lo que pudo responder.

—¿Ahora?—balbuceó el rubio levantando ambas cejas y acomodándose frente a él para apoyar sus manos en los anchos hombros desnudos del alfa. Jungkook no tuvo tiempo de formular una respuesta, Jimin se impulsó de inmediato a los labios del contrario  comenzando un beso necesitado. Los chasquidos desastrosos de sus bocas y los pequeños gemidos que salían del omega era todo lo que Jungkook podía escuchar, todo lo que realmente importaba en la vida.

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