Parte 7

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-Entonces...-musitó Jimin.- Tu ¿volverás?

-Jimin, esto...-resopló el alfa.-mira, no lo sé. No estoy prometiendo nada. A veces tengo que irme por muchos días. Yo te avisaré.

-¿Puedo enviarte mensajes?-preguntó jugando con el dobladillo de su enorme camisa que dejaba sus bonitos muslos descubiertos.

-Puedes, pero no sé si los responderé. ¿Estas bien con eso?

Jimin asintió.-Está bien, yo puedo esperar. Gracias Jungkook. -le dedicó una sonrisa enamorada.

-No hay nada que agradecer omega. Estamos follando, ambos lo disfrutamos. Tengo que irme, te veré después.

Jimin quería lanzarse sobre el, treparlo como un árbol y besarlo pero se contuvo. No quería echarlo a perder, otra vez. Apretó las manos en el dobladillo de su enorme camisa y caminó detrás de Jungkook hasta la puerta.

-Adiós Jungkook.-se lamió los labios inconscientemente.

Jungkook lo miró, todo en el omega era lindo, incluso sus pequeños pies descalzos y sus bonitas piernas medio desnudas. Era entrañable, algo dentro de él quería protegerlo. Por impulso, lo  tomó de la camisa, lo atrajo hasta el y lo besó.

-Ve adentro, hace frío.-murmuró el alfa cerca de un Jimin que se había quedado sin aliento.

Jimin se recargó en la puerta y sonrió como un tonto dándose cuenta que las mariposas en su estómago volvían a aletear alegres dentro de él.

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Durante los siguientes días, Jimin continuó enviándole mensajes. Para su sorpresa, Jungkook los había respondido casi todos. El alfa había tenido que salir de Seúl por unos días pero Jimin lo mantenía al tanto de cualquier cosa. Le enviaba algunas fotos del atardecer o de alguna vitrina llena de deliciosos postres con el mensaje:

Mira, estos se ven deliciosos. Cuando vuelvas podemos ir y compartir uno. Los martes hay algunos en promoción. ¿Cuál es tu postre favorito Jungkook?

Jungkook se preguntó por primera vez cuál era su postre favorito.

El helado, respondió.

¡A mi también me gusta el helado! Aquí hay algunos con helado, dejaré que escojas el sabor. 🤗

Desafortunadamente, el trabajo de Jungkook se extendió fuera de Seúl. Se suponía que regresaría después de una semana, pero tardó un par de días más. Para el quinto día, Jungkook envió un mensaje para decirle que estaría más ocupado de lo normal pero los mensajes de Jimin habían dejado de llegar.

Hola, has estado muy callado. ¿Todo bien?, escribió después de dos días de no saber de él.

El mensaje no aparecía como entregado. Su ansiedad creció conforme las horas pasaron sin recibir respuesta, por lo regular él omega respondía de inmediato. Al otro día, Jungkook finalmente marcó pero la llamada fue desviada a buzón.

¡Bien eso estaba muy bien! Después de todo, por eso prefería no involucrarse de ninguna forma con nadie. Ya era bastante estresante su vida como para estar pensando en ese tonto omega.

-¿Podemos continuar o seguirás mirando la pantalla de tu celular?-preguntó Nam levantando una ceja.-¿Se te acabaron las vidas de Candy Crush o estás esperando alguna llamada?

-No, yo lo siento.-se aclaró la garganta y guardo el celular en el bolsillo de su chaqueta.

-¡Has estado todo el maldito día mirando el celular! Tenemos una situación aquí si no puedes concentrarte entonces ¡largo de aquí!-espetó Nam golpeando la mesa frente a él.

-¡Joder Nam! Ya te dije que lo siento.

-¡No te atrevas a hablarme así! Nuestro culo está en juego.

Los demás alfas en la mesa, guardaron silencio viendo a los hermanos discutir.

-Iras dos días a Wuhan encontrarás a ese bastardo y lo traerás aquí. ¿Entendido? Yoongi irá contigo. Lo quiero de una pieza.-bufó Nam.

-Lo tengo.-murmuró Jungkook.

Dos días después apenas el avión aterrizó en Seúl, con  toda la ansiedad acumulada en su espalda Jungkook sacó su celular y volvió a marcar a Jimin sin éxito.

¡Con una mierda! Apretó la mandíbula. Era más de medianoche, estaba como la mierda de cansado pero seguro no podía ir directo a casa sin saber que estaba pasando así que condujo directo al apartamento del omega.

Jungkook llamó a la puerta. Una, dos veces hasta que la rubia y alborotada cabellera de Jimin se asomó detrás de la puerta.

-¿Ju-Jungkook?.-balbuceó el omega.

-!jodido infierno!.-empujó la puerta para entrar.-¿! Por qué demonios no contestabas el maldito teléfono!?

Jimin abrió la ojos grandes.-Y-yo...

Cuando la bruma del enojo se disipó un poco,  entonces el alfa lo vio. La cara de Jimin tenía un hematoma en la mejilla y su labio estaba abierto de un lado.

-¿!Quién demonios te hizo eso!?-mordió.

Jimin bajó la mirada tratando de esconder sus ojos a punto de estallar en llanto.-Mi teléfono se arruinó.-hipó.-Yo voy a llevarlo a reparar.

El omega quería abalanzarse a Jungkook, lo quería tan mal, contuvo las  ganas  de hundir su rostro en el pecho del alfa y respirar su aroma para sentirse a salvo, pero se había prometido ser más prudente para no ahuyentarlo.

Jimin tomó de la mesita el aparato y lo extendió hasta Jungkook, tenía la pantalla destrozada.

-¿!Quién lo hizo!?-tomó el rostro del omega y lo levantó hacia el.-!Vas a decírmelo ahora mismo!

-No lo sé. Yo no los vi.-las lágrimas de Jimin se liberaron finalmente unas tras otra.

Por puro instinto, Jungkook levantó la enorme camisa que usaba el omega de pijama y apretó la mandíbula mirando los golpes que Jimin tenía en el cuerpo.

-¿Qué fue lo que pasó?

-Ellos me asaltaron, se llevaron mi paga del viernes.-sollozó el omega.

Jungkook rodeó su cuerpo tembloroso y Jimin se abrazó a él como un koala, enterró su rostro en el cuello del alfa y finalmente se sintió seguro aspirando su aroma.-Me vas a decir cuántos eran, cómo olían, cómo eran sus voces. Jodidamente voy a matarlos.

Jungkook se acomodó en el pequeño colchón junto a Jimin y lo abrazó hasta que se quedó dormido de tanto llorar.

Monster in love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora