XXI

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Narrador-Recuerdos.

Después de aquella discusión, Shadow llego a su casa tirando todo lo que encontraba.

Habia dado todo por ella, incluso sus padres le habían reprendido más de una vez por juntarse mucho con esa joven.

Se recostó en su cama agotado por toda la actividad que tuvo que vivir. Los pensamientos inundaban su mente y una duda hacia eco en lo más profundo ¿ella estará bien con él? Los rumores de que él estaba involucrado con Carry solo subían el nivel de preocupación.

Pasaron los días. Cuando salia, a lo lejos lograba ver a la joven que tanto amo junto a la persona que ella eligió.... En serio ¿ella tuvo opciones?. 

Los días sin ella se hicieron más tediosos, ¿Como no lo serían? Casi todo el día se la pasaba risa y risa con ella. No podía visitarla, su orgullo no lo dejaba, ¡Y PEOR AÚN! la vio con la barriga ya un poco grande... ¿Cuanto tiempo habrá pasado? ¿Tres meses? ¿Cuatro? ¿Quien lleva la cuenta?.

Se prometió no volverle a abrir su corazón a nadie. Ah pero no, su corazón aun no estaba listo para cerrarse. 

Decidió irse de aquel pueblo por un tiempo para así, tal vez, olvidarla con facilidad. Y si, lo logro pero algo paso... Otra vez.

-Hola. -Dijo una eriza de pelaje rubio.

¿Por que otra vez? ¿De nada le sirve ser antisocial? ¿Acaso no entienden el "no quiero hablar"? En su pensamiento se hizo presente la promesa, pero, sucedió como quien dice, un corto circuito.

-Hola. -Dijo un poco tajante.

-Mucho gusto, soy Maria. -Ella embozó una gran sonrisa. 

¿Otra vez estas mariposas?  pensóQue podía hacerle, los sentimientos no siempre se pueden controlar. 

Y así se fue el día platicando con ella. ¿Donde se encontraron? Creo que fue en un elegante y sofisticado museo.

Así como de sorpresa ella hablo así comenzó una relación. ¿Que es lo que realmente quieres,  amistad u otra cosa?, siempre esa jodida pregunta rondaba por las noches cuando recordaba su brillante sonrisa.

Le encantaba todo, sus ojitos azules, que le hacían recordar las aguas pacificas del río que se encontraba en su hogar, su pelaje radiante como el sol. ¿Que más podia pedir?

Día tras día se hacia la misma pregunta ¿Valdrá la pena arruinar nuestra amistad? No queria pasar por lo mismo.

Pero llegó ese día.

Estaba listo para hablar cuando.....

-Me gustas. -Dijo la rubia escondiendo su rostro sonrojado.

Su mundo colapso de pura emoción. No lo demostró pero por dentro era un sin fin de emociones.

Y una vez más estamos aquí; en el terruño de el azabache.

Esta vez habían pasado cinco años desde que no visitaba su pequeño hogar. Sus padres habían fallecido, su herencia, la casa.

María le había insistido en que alquilar no era buena idea y ya que tenía una casa ¿por que alquilar?. A regañadientes accedió a volver a aquel lugar que había planeado no volver a pisar, pero, ya ven que no todo es como lo planeamos.

Ya era tarde, el sol estaba comenzando a bajar, aún no habían terminado de desempacar las cosas de la cocina y baño, María propuso ir a comprar la cena y que Shadow siguiera ordenando.

Así fue como quedó Shadow solo en su antigua casa.

Alguien tocó a la puerta, abrió pensando que era María pero no fue así.

-Necesito tu ayuda. -Su corazón palpitaba a mil por hora, no quería verla otra vez. No iba a responder pero por su expresión no lo dejó quedarse con la boca cerrada.

Apenas se fue la rosada, de su escondite salió María.

-Puedo explicarlo!. -Por su mente paso que tal vez ella podría mal interpretar esa "situación".

-No tienes por qué. Lo escuche todo. -Su mirada era de comprensión. Así era ella.

Ya habían pasado 3 días desde que la amiga de Shadow pidió aquel favor. 

Cuando Maria llego en la noche, Shadow estaba desesperado ¿¡Que haría!? apenas si sabia cuidarse solo imagínense cuidar a una niña que le acaba de dar un tremendo catarro.

A la rubia se le activo el modo maternal, comenzó a tratar de curar a la rosada;  ¡Y lo logro! la pequeña ahora estaba durmiendo tranquila.

Pasaron varios meses desde que la rosada llego a su casa. La pequeña era algo caprichosa, Maria lo hacia de menos, le encantaba cuidarla y ayudarle en todo lo que ella necesitara.

Pasaron los años y su pequeña había cumplido 10. Esta familia recreó  lo que todo mundo sueña, un final feliz; pero no todo lo bueno dura para siempre.

La rosada estaba practicando un discurso frente a sus mayores.. Fue interrumpida por un sin fin de estornudos mezclados con tos por parte de la rubia. 

Esto alarmo al azabache quien no dudo en llevarla con un médico, el resultado fue que tenia un leve catarro.

¿Leve catarro?

Maria estaba en cama, ya en las ultimas.

-Mami... -Dijo la rosada con lagrimas en sus ojos.

La rubia le dio una mirada triste, sabia que se acercaba su fin.

-Amy... -Llamó Maria.

-Dime... -La rosada entrelazo su mano con la de la rubia.

-Quiero que sepas que no soy tu madre.... -Esto hizo que la rubia llorara; luego dijo. -Pero también quiero que sepas que siempre te ame como si fueras mi hija.

-Ya lo sé, pero... Yo tambien te quiero como si fueras mi verdadera mamá.

Luego Maria llamo a Shadow, la rosada salio de aquella habitación y espero fuera.

-No te esfuerces.... -El azabache se acerco a Maria.

-Solo quiero que cuides bien a Amy, y que trates de quererla, por favor.... No sigas despreciandola por su origen. -Dijo entre sollozos.

-Lo intentaré... -Shadow se acerco a su rostro para darle un beso en la mejilla.

-Gracias... Por todo. -Dicho esto Maria dejo caer su cabeza hacia un lado.

Afuera se escuchaban los gritos de un hombre llamando a una mujer.El sonido del monitor cardíaco hacia eco en los oídos de la rosada, esto significaba que la mujer había fallecido.

Yuanfen - ShadamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora