Capítulo 5: Indiferencia

3K 296 8
                                    


Nada me salva de las miradas de odio del personal cuando se enteran por la mismísima voz angelical de Freen—note el sarcasmo— que vendrá diario a la empresa, que las cosas van a cambiar y que dejarán de holgazanear.

La única que no me mira mal es Irin que, como siempre, parece tomar todo positivamente.

—El que te haya hecho su asistente es una buena señal de que las cosas van a cambiar —dice muy segura.

—Lo único que quiero es que ya deje esa tonta manía de enojarse porque yo ya no la quiero. —Resoplo y aprieto un poco la lata de refresco que me estoy tomando. No me atreví a comprar nada en la cafetería por temor a que me envenenaran la comida, así que mejor fui a la máquina expendedora de refrescos.

— ¿De verdad ya no la amas? —me cuestiona incrédula. Nadie parece creerme y la verdad es que ya me estoy cansando.

—No, carajo, no la amo ya —susurro para que nadie me escuche, solo ella.

—En ese caso, ¿puedo invitarte a salir el fin de semana? Llevas siglos sin estar aquí, es justo que nos vayamos de Fiesta, ¿no crees?

— ¡Te lo agradecería con toda el alma! —exclamo emocionada.

—Eso sí, voy a invitar a un chico. Deberías invitar a alguien más.

De inmediato pienso en Nop, quien seguro ya me agregó a Instagram. A escondidas de Freen puse aquella foto en bikini que prometí que tendría mi perfil.

—Tengo a alguien en mente. —Sonrío—. Espero que sí quiera venir.

— ¡Genial!

Cuando se acaba la hora del almuerzo, regreso con paso dubitativo a la oficina de Freen, la cual tiene menos muebles debido a los destrozos que este hizo ayer. 

Los de intendencia hicieron milagros para que se vea presentable de un día para otro, pareciendo que tienen experiencia en arreglar los estragos de la ira de su jefa.

—Llegas tarde —me dice mirándome con frialdad desde su escritorio—. Te di permiso para ir a almorzar, no para quedarte hablando por los pasillos.

—Solo me tardé dos minutos, señora Chankimha. —Miro el reloj de mi muñeca y, en efecto, solo han sido dos minutos de más.

—Los ingleses somos muy puntuales, parece que se te olvidó.

—Me disculpo otra vez. No vuelve a pasar. —Me inclino ligeramente y camino hacia el pequeño comedor, que está a unos cuantos pasos del escritorio. Como no tengo un escritorio me las he apañado para trabajar desde aquí.

—Mañana te pongo un escritorio —promete al ver que no estoy tan cómoda.

—Podría trabajar desde el escritorio que Kirk me proporcionó en su oficina —propongo—. Así ninguno de los dos se mira la cara tan seguido y trabajamos en paz.

—Si quisiera no verte la cara no habría vuelto —contesta enojada—. Y no entiendo tu empeño en llamarme de usted, no me gusta, ¿por qué a mi hermano si lo llamas por su nombre?

—Con él yo no tengo que marcar los límites, señora Chakimha. —Me encojo de hombros—. Él es mi familia, básicamente.

— ¿Y yo no? Casi te casas conmigo —Freen se levanta de su silla y se acerca a mí. Yo me levanto de la mía y trato de alejarme, pero Ella es más rápida y me toma por ambos brazos, inclinándose para bajar su rostro a mi altura, porque, aunque yo tenga tacones, sigue siendo más alta—. Por favor, Becky, escúchame solo una vez.

—Si se trata de lo que pasó entre nosotros, no quiero. Todo quedó muy claro. —La miro directo a los ojos para que me crea—. Fue algo que me costó superar, no lo voy a negar, pero ya fue, y no me importa.

"La ex de la jefe"  (Historia G¡P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora