Capítulo 13: Reconciliación

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—Está bien—respondo dócilmente—. Te escucho.

Freen me mira perpleja, como si no se creyera mis palabras. En realidad, yo tampoco puedo creer lo que estoy diciendo, cuando mi testarudez nunca conoció los límites.

—Ahora sí me escuchas, ya que alguien más te dijo la verdad. De mí no quisiste saber nada—me reprocha.

Sus preciosos ojos comienzan a llenarse de lágrimas a la par que los míos. Presiento que esta conversación nos va a abrir viejas heridas y sangrarán con fuerza, pero no hay marcha atrás. Todo tiene un día y una hora establecida, y nuestro momento llegó.

—No me voy a defender ante eso porque tienes razón—suspiro—. No te creí a ti, le creí precisamente a la persona con la que te encontré en la cama

—Me duele, Becky, me duele demasiado esto—su voz se agudiza como siempre le sucede antes de llorar. El nudo que tengo en la garganta se comprime más, amenazando con asfixiarme. No puedo soportar ver tan rota a Freen , mucho menos si es por mi causa—. ¿Por qué no confiaste en mí? No soy la Mujer perfecta, tengo muchos defectos, pero siempre te demostré cuán importante eras para mí, que no tenía ojos para nadie más. Creo, tan solo creo, que me merecía el beneficio de la duda.

—Lo sé, Freen, lo sé—las lágrimas se deslizan por mis mejillas. El pecho me arde por lo rápido que late mi corazón—. Sé que debí oír tu versión, pero es que también debes entenderme, te encontré en la cama con Joanne, ambos desnudos.

— ¡Siempre duermo así, y tú ya lo sabías!—exclama molesta—. Ese día no fue la excepción. Además, ni siquiera estaba completamente desnuda.

—Los celos me cegaron y mi terquedad no ayudó—admito—. Pero te pregunto, ¿Qué hubieras hecho tú si me hubieras encontrado en la cama con otro hombre?

—No, no me cambies las cosas, eso nunca pasó ni pasará...—niega con el cabeza, horrorizada por la situación que le planteo.

—No puedes siquiera imaginarlo—sonrío un poco, a pesar de estar llorando.

—No, no puedo y no quiero, pero si hubiera pasado... —hace una pausa, y sé que ya lo está imaginando. Su expresión aterradora lo delata—. Te hubiera creído si lo negabas; por supuesto, después de matar al sujeto en cuestión. Mi confianza en ti era ciega.

—Eso dices porque no lo has vivido.

—Pero casi lo hago cuando estabas dispuesta a acostarte con Nop—farfulla—. Si yo no hubiera intervenido, hubieras sido suya, y me habría muerto de dolor.

—Es cierto que quise acostarme con él—asiento—. Pero al final no iba a dejar que me tocara, solo me dejé tocar porque te sentí a ti.

— ¿Por qué, Becky? ¿Por qué no me escuchaste a mí?—vuelve a recriminarme—. Nos amábamos tanto, maldita sea. Nunca debimos separarnos, debiste escucharme...

—Tú también me dejaste ir—le recuerdo—. No quieras dejarme con toda la carga de nuestra separación.

—Me dijiste que no me amabas, ¿Qué querías que hiciera?—me grita, levantándose de golpe de la cama—. Me mataste en vida con eso, y no tienes idea de todo el infierno que viví. No podía comprender cómo es que de pronto te había perdido, cómo es que habías dejado de amarme—Freen termina de quebrarse y comienza a sollozar.

—Tú tampoco creíste en mi amor—le digo, alzando la cabeza para mirarla. Realmente lo que quiero es no tener que verla así, pero me obligo—. Creíste en la primera cosa que te dije estando furiosa.

—Yo creía en cualquier cosa que me dijeras—se defiende y se sienta sobre la cama, con el rostro entre las manos—. Todavía lo hago, soy esclava de tus palabras—deja de cubrirse la cara y me mira otra vez. Por sus mejillas ya no corren las lágrimas, pero si tiene los ojos muy enrojecidos.

"La ex de la jefe"  (Historia G¡P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora