Capítulo 7: Refugio (Parte 1)

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Cuñadita, por favor reconsidéralo —me pide Kirk cuando estoy por subirme al taxi.

—No tengo nada que reconsiderar —le respondo abriendo la puerta del vehículo—. Lo único que sé es que tú y tu hermana están locos y no quiero quedarme para que experimenten conmigo.

—Ya hablé con mi mamá y te puedes quedar todo el tiempo que necesites en su casa —me dice Anna, solidarizándose conmigo—. También te hice una transferencia para tus gastos porque aún no recibes el primer sueldo.

—Anna, no la ayudes en esta estupidez —le reclama Kirk. Yo miro con profundo agradecimiento a mi amiga.

—De verdad te agradezco lo que estás haciendo por mí —le digo conmovida—. Prometo pagarte este dinero en cuanto pueda.

—No es necesario, considéralo una indemnización por lo que estos imbéciles te hicieron. —Gruñe y evade a su esposo cuando este intenta tocarla.

—Te lo voy a pagar y no acepto un no por respuesta —insisto—. No quiero una compensación, lo que quiero es vivir en paz.

—Bueno, ya iremos viendo, Becky. —Ella asiente.

—Solamente quiero pedirles algo antes de irme. Si es posible... —Tomo una bocanada de aire antes de volver a hablar—. No quiero que le digan a Freen que me enteré de la verdad, tampoco quiero que le digan donde me estoy quedando.

—Sobre lo que te dijimos dalo por hecho. —Kirk reprime una sonrisa divertida—. Soy muy joven para morir y, sobre lo otro, no creo que haya poder humano que la detenga hasta encontrarte, aunque no se lo digamos.

—Pues que lo intente, me da igual. —Me encojo de hombros—. Pero no quiero que se entere por ustedes, al menos hagan eso por mí.

—Entendido —contesta Anna, quien le da un codazo a su marido para que hable.

—De acuerdo —dice este a regañadientes.

Me subo al taxi y me despido de ellos por la ventana antes de que arranque. Me duele tener que irme porque la verdad estaba bastante cómoda con ellos, pero no puedo quedarme en un lugar donde viven personas que apoyan las locuras de Freen. Lo que hizo conmigo anoche raya en la absoluta locura y me perturba que Kirk le informe todo sobre mí.

Casi recorremos todo Londres, pero finalmente llegamos al lindo vecindario de hileras de casas multicolor donde vive Margaret, la madre de Anna. El taxi estaciona frente a una vivienda rosa pastel que me encanta y que destaca entre las demás por las hermosas flores que tiene en la jardinera de la entrada, las cuales Margaret se encuentra regando en el momento en que llego.

— ¡BECKY! —grita con entusiasmo, dejando la regadera en el suelo para correr a abrir la pequeña reja metálica que cierra su casa y darme un abrazo—. ¡Es un gusto verte, estás guapísima!

—Yo también me alegro de verte, Margaret. También estás muy guapa, déjame decirte —la saludo muy feliz. El taxista coloca mi maleta junto a mí y le agradezco antes de pagarle y desearle un buen día.

—Vamos adentro, tienes mucho que contarme, señorita.

Entramos a su casa y pongo mi maleta al lado del sofá que está de espaldas a la ventana, para luego sentarme yo en él. Margaret corre a la cocina, que está al fondo, para traer un té delicioso que quiere que pruebe.

Mientras la espero, observo el lugar en donde estoy. La decoración es acogedora, al más puro estilo inglés, a diferencia de la casa de su hija, que es más bien moderna. Aun así, está vivienda me gusta más; me recuerda a la casa de mis padres por la sencillez y la sensación confortable que te envuelve. Estoy segura de que estaré más cómoda y, sobre todo, lejos del alcance de SAROCHA.

"La ex de la jefe"  (Historia G¡P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora