Refugio (Parte 2)

2.6K 277 5
                                    


—No, de verdad te lo agradezco, pero quiero evitar un genocidio.

— ¿Un qué?

—Freen es capaz de matar a todos en la empresa por mi tardanza —le explico, pero ella se ríe.

—No exageres, quizá solo te regañe.

Estoy por desmentirla, sin embargo, escucho el sonido del taxi que he pedido por teléfono mientras me vestía. Me despido de Margaret y prácticamente vuelo hacia el exterior.

«Por favor, señor, que no mate a nadie esta Mujer. Que no me mate a mí tampoco», clamo a Dios en mi mente para que el taxista no me mire como si estuviera loca.

El camino es largo y agonizante. No puedo parar de mover las piernas y morderme las uñas mientras miro por la ventana.

— ¿Podría acelerar un poco más? —le pregunto al taxista cuando la desesperación me gana. No quiero ni mirar la hora, me voy a infartar si lo hago y dudo que a Freen le haga gracia que su asistente fallezca.

—Eso sería peligroso, señorita —me responde extrañado—. Ya estamos yendo rápido.

—Lo siento —me disculpo, entrando en razón—. Estoy nerviosa porque llego tarde al trabajo.

—Oh, entiendo, ¿jefe exigente?

—"Jefa" y Es el mismísimo demonio —le aseguro—. Pero no sé preocupe, mejor que me mate en la oficina y no que nos matemos aquí. Usted no tiene la culpa, fue un placer conocerlo, de verdad se lo digo.

El taxista parece advertir que de verdad estoy angustiada y acelera un poco más, lo que le agradezco en el alma. Algún día se irá al cielo con todo y zapatos este buen hombre.

Después de una eternidad llegamos al edificio de CHANKIMHA, pero en vez de sentirme más tranquila, estoy hecha un flan de miedo.

—Hola, Irin—la saludo casi sin aliento cuando llego corriendo a la recepción. Ella me mira anonadada—. ¿Ya llegó la señora Chankimha?

—Obviamente, sí —responde asintiendo—. Elegiste el peor día para llegar tarde. Está de un humor de perros, casi nos asesina a todos.

—Maldita sea —mascullo asustada, apretándome contra el pecho mi bolsa y mi libreta—. Espero no me descuartice.

—A ti te ama, no creo que te descuartice. —Pone los ojos en blanco.

—Te pido por favor que no digas más eso, estoy saliendo con otra persona —le informo y ella alza las dos cejas.

— ¿Estás saliendo con el muñequito de pastel ese? —pregunta incrédula y yo asiento, pero luego niego con la cabeza.

— ¿Qué muñequito de pastel?, ¿por qué le dices así a Nop?

—Porque es demasiado perfecto, tanto, que parece falso. —Se echa a reír.

—Eres una tonta. —Me río yo también por unos instantes, aunque de inmediato recuerdo la existencia de la energúmena que me espera allá arriba—. Bueno, me voy. Fue un placer haberte conocido en este plano terrenal. Te quiero —me despido teatralmente y escucho su risotada mientras corro a los elevadores.

Una vez que estoy subiendo, rezo varios padres nuestros y aves Marías. Debo parecer una desquiciada, pero creo que cualquiera en este edificio que me viera aquí, me comprendería. Ellos también deben estar rezando para que el Señor se apiade de sus almas.

Las puertas se abren en el piso elegido y dos chicas me miran con lágrimas en los ojos.

—Al fin llegas —me espeta una con coraje, montándose en el elevador mientras yo salgo—. Espero que a ti te vaya peor que a nosotras.

"La ex de la jefe"  (Historia G¡P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora