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Krist se tomó un momento para permitir que sus ojos se enfocaran en la oscuridad. Se había despertado en una cama y una habitación extraña, pero no recordaba como había llegado allí. Lo que era peor, estaba solo. ¿Dónde estaba Gawin? ¿Dónde estaba su cachorro? Aterrorizado, se incorporó, echó hacia atrás la fina manta, se deslizó fuera de la cama cuando sus pies descalzos tocaron el frío suelo de baldosas, Krist miró hacia abajo, se dio cuenta de que estaba vestido con una bata blanca que se parecía al tipo de bata de hospital que usaban los humanos.

Todo esto era muy extraño. ¿Cómo había terminado allí? Dondequiera que estuviera. Recordó haber corrido hacia la caseta de vigilancia, con su cachorro aferrado a su pecho, desesperado por conseguir ayuda para Gawin. Los betas de Silver Moon los habían estado siguiendo y Gawin había recibido un disparo en su hombro. En ese momento Krist estaba asustado por la vida de su hijo y la de su compañero.

Recordó haber gritando que alguien que saliera a ayudarlo. Estaba sin aliento y temblando. Dos betas y un alfa salieron, rápidamente y el alivio se apoderó de él —. Gracias a Dios Lobo —. susurró para sí mismo. Estaban a salvo. Krist cayó de rodillas, demasiado exhausto para seguir corriendo. Su cabeza estaba dando vueltas y fue entonces cuando recordó cuánta sangre había perdido esa noche. Debe haber estado corriendo con pura adrenalina en ese momento.

En cuestión de segundos estuvo rodeado. Debió haber sonado una alarma porque más lobos comenzaron a salir corriendo de la cubierta de los árboles —. Tienen que ayudarlo — les rogó, sin aliento —. En el bosque — señaló el camino por dónde había venido —. Le dispararon a Gawin. Nos están persiguiendo por favor, ayúdanos.

En ese momento otro sonido de disparo atravesó los árboles, seguido de aullidos y gruñidos. Krist se estremeció y el bebé en sus brazos lloró con fuerza.

—¿Quién eres? — El alfa que parecía estar a cargo exigió. Agarró en un puño el cabello castaño rojizo de Krist y echó la cabeza hacia atrás y gritó dolorosamente — Dime, ¿quién eres? —. Demandó el alfa, esta vez con su voz enojada y llena de desconfianza.

—Por favor ayúdanos —. Krist dijo de nuevo, las lágrimas corrían por su rostro. Le había tomado hasta la última onza de fuerza que tenía para llegar a la caseta de vigilancia, pero esa fuerza se había agotado. Lo último que Krist pudo recordar fue la cara de una mujer beta sorprendida y preocupada que extendió la mano tomando al cachorro y otro alfa agarrando su torso evitando que golpeara el suelo mientras colapsaba.

Los sonidos, olores y vistas a su alrededor se desvanecieron de la nada y Krist se dio cuenta de que debió haberse desmayado en algún momento porque la siguiente vez que abrió los ojos fue cuando se encontró en esa extraña habitación.

Se levantó de la cama y, con las piernas temblorosas se las arregló para cruzar a trompicones la habitación, palpando la pared hasta que encontró un interruptor de luz. Una vez que la habitación estuvo iluminada por la luz del techo, pudo ver que estaba dentro de una habitación muy pequeña con muebles limitados y no había ventanas. Justo enfrente estaba la única puerta y se movió hacia ella con cuidado.

Casi esperaba que la puerta estuviera cerrada con llave ya que la habitación parecía más una celda que un dormitorio normal, con las paredes grises, la cama de hospital con estructura de metal y las sábanas deslumbrantemente blancas. No había absolutamente ningún color en la habitación que le dijera que no estaba destinado a la comodidad.

Sin embargo, la puerta, por extraño que pareciera, no estaba cerrada. Krist movió suavemente la manija hacia abajo, luego abrió la puerta lo más silenciosamente que pudo antes de detenerse y mirar hacia el pasillo totalmente vacío. ¿Estaba en la clínica de la que Gawin le había hablado? No se parecía a ninguna clínica que hubiera visto antes. De hecho, el edificio en el que se encontraba parecía más un búnker o una base militar. ¿Era un prisionero? ¿Gawin también estaba en algún lugar de este extraño lugar y de ser así, dónde?

𝚂𝙴𝙼𝙿𝙸𝚃𝙴𝚁𝙽𝙾 ꜱᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora