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-Aceptar la realidad va a llevar algo de tiempo -habló Singto -. Para los dos. Tal vez... podamos ayudarnos mutuamente a superarlo. ¿Te parece bien?

Krist asintió -Me gustaría eso. Definitivamente me vendría bien un amigo. Gun y los otros omegas son geniales, pero no han perdido lo que tú y yo hemos perdido. Somos únicos en eso, creo. Él era mi compañero, pero era también tu hermano y lo amabamos.

-Si lo hicimos - Singto estuvo de acuerdo -Tienes razón. Somos únicos en ese sentido porque él fue especial para los dos, cada uno a su manera.

-Lo era - Krist apoyó las piernas hasta su pecho y la barbilla en las rodillas -Era muy especial y lo extrañaré por el resto de mi vida.

Singto vio como Krist se inclinaba hacia sí mismo, aparentemente volviéndose más pequeño mientras estaba sentado allí, su mente probablemente reviviendo recuerdos del tiempo que había pasado con Gawin. Singto odiaba ver al chico tan triste y vacío. Esta no era la forma en que se había imaginado este día. Su mano se deslizó hasta el bolsillo de sus jeans y sintió el colgante, aún allí, esperando pacientemente el momento adecuado para ser presentado a su nuevo dueño. Éste era el momento adecuado, comprendió Singto.

-Escucha, tengo que llevar a Aye de regreso a la casa de sus padres. Después de eso, tengo que registrarme en la oficina de seguridad, pero probablemente estaré en mi oficina el resto del día.

-Está bien - Krist asintió, sin mirar hacia arriba. Parecía estar a millas de distancia, perdido en sus pensamientos.

- Krist - Singto esperó hasta que volteó lentamente la cara para mirarlo.

-¿Hmm?

Singto metió la mano en su bolsillo y sacó el collar, sosteniéndolo en su mano. -Traer a Aye aquí no fue la única razón por la que regresé antes de tiempo. Rayos, ni siquiera era la razón original por la que había planeado regresar. Simplemente me tomó con la guardia baja. De todos modos, estoy divagando. Volví porque quería darte algo.

Krist lo observó con curiosidad mientras sostenía el collar para que lo viera. -Vi esto cuando estaba haciendo mis rondas a través de los suministros. Sé que puede parecer un poco extraño pero, no sé, había algo al respecto. Creo que es diferente, único, como tú. De todos modos, solo pensé que te podría gustar.

Krist extendió la mano y Singto colocó suavemente el colgante en su palma abierta. Krist lo estudió de cerca. La media luna era de oro blanco, el cordón de cáñamo, incluso las diminutas cuentas de hueso que enmarcaban la diminuta luna. Observó cada detalle con sumo cuidado, incluso trazó el borde de la luna con el pulgar -Es hermoso. Pero, ¿por qué me das esto? Quiero decir, ya me has dado tanto. Me encanta, aunque no estoy seguro de merecer algo tan bonito.

Singto sonrió cálidamente. -Es precisamente por eso que te lo mereces-. Dijo tomando el collar y luego deslizó el cordón con ternura sobre la cabeza de Krist, arreglando su cabello. El collar colgaba suelto, la media luna descansando justo sobre la cavidad de su cuello. Se veía tal como Singto lo había imaginado.

Krist colocó su mano sobre la pieza, sonriendo brillantemente. Miró a Singto y este notó como sus ojos brillaban con lágrimas frescas -Gracias - susurró -. Nadie me ha dado nunca algo tan bonito. Es realmente... conmovedor.

-Me alegro de que te guste -. Antes de que Singto siquiera supiera lo que estaba haciendo, dejó que su dedo trazara un camino por la mejilla de Krist y a lo largo de la línea de su mandíbula.

Krist cerró los ojos -Muy lindo -Dijo en voz baja, expresando sus pensamientos en voz alta.

-Sí - Fue todo lo que Singto pudo decir. Estaba observando a Krist de cerca. Mirando su mano deslizarse de su cuello a su regazo. Su otra mano rodeó sus rodillas y luego, Krist inclinó la cabeza hacia un lado, presionando su mejilla contra la mano de Singto.

𝚂𝙴𝙼𝙿𝙸𝚃𝙴𝚁𝙽𝙾 ꜱᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora