Capítulo 9 : Campaña de Septiembre

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En un vasto salón de actos adornado con banderas con la esvástica, Adolf Hitler se encontraba ante sus comandantes militares, los arquitectos del creciente dominio de Alemania. La atmósfera crepitaba de anticipación cuando los oficiales de alto rango se reunieron para escuchar el gran discurso de Hitler, una proclamación que daría forma al curso de su conquista, especialmente en lo que respecta a sus acciones con los polacos.

"Mis estimados comandantes, líderes de la fuerza militar más formidable del mundo", comenzó Hitler, su voz resonando en la sala. "Hoy nos encontramos al borde de la historia. Nuestras victorias han sido rápidas, nuestro impulso imparable. Hemos forjado un nuevo destino para el pueblo alemán y ahora, a medida que ampliamos nuestro alcance, nuestra determinación debe seguir siendo inquebrantable".

Hizo una pausa, examinando el mar de rostros que tenía ante él, una congregación de mentes militares encargadas de ejecutar su visión. El aire estaba cargado por el peso de directivas inminentes.

"Nuestras conquistas nos han llevado a las tierras polacas, una pieza clave en nuestra búsqueda del Lebensraum. Este vasto territorio, que alguna vez fue dominio de aquellos que se opusieron a nosotros, ahora se convertirá en una parte integral del Gran Reich Alemán".

Mientras hablaba, Hitler destacó la importancia estratégica de Polonia, enfatizando sus recursos y su papel en la seguridad del flanco oriental. Los comandantes, atentos a cada palabra, absorbieron los detalles de su próxima conquista.

"Sin embargo", continuó Hitler, su tono se volvió más solemne, "Nuestra misión se extiende más allá de la mera adquisición territorial. Los polacos, un pueblo de herencia diferente, están ahora bajo nuestro gobierno. Es nuestro deber garantizar el orden, la estabilidad y la paz de asimilar estas tierras al tejido del Reich".

Aclaró las políticas que regirían sus interacciones con la población polaca, enfatizando una estrategia que combinaba control, adoctrinamiento y subyugación de la disidencia. La sala escuchó con gran atención mientras Hitler articulaba los principios que darían forma a su administración de los territorios conquistados.

"Nuestra ideología nacionalsocialista debe impregnar todos los aspectos de la vida en Polonia. El pueblo polaco llegará a comprender la superioridad de nuestra raza, la inevitabilidad de nuestro dominio. Nuestras políticas los moldearán hasta convertirlos en una población sumisa y sumisa, asegurando la integración perfecta de Polonia en el Reich".

Los comandantes, ahora al tanto de los detalles de su papel en la implementación de estas políticas, recibieron sus órdenes con una mezcla de estoicismo y determinación. La visión de Hitler era clara: no sólo la conquista de un territorio sino la conquista ideológica de un pueblo.

"Al embarcarnos en esta fase de nuestra campaña, recuerden que somos la vanguardia de una nueva era. Nuestras acciones en Polonia moldearán el destino de las naciones. Estamos al borde de una Europa unida bajo la bandera del nacionalsocialismo".

La sala resonó con un sonoro aplauso cuando Hitler concluyó su discurso. Los comandantes militares, armados con sus órdenes, abandonaron el salón de actos con un propósito. La conquista de Polonia no fue simplemente una empresa militar; era una misión imprimir la ideología del Reich en el tejido mismo de una nación.

Adolf estaba en la sala de guerra con poca luz, rodeado de mapas y estrategas estudiando minuciosamente los detalles de la próxima campaña. El aire estaba cargado de tensión y la gravedad del momento se cernía sobre él mientras recibía una nueva y fundamental tarea del propio Hitler. Debía asumir el mando del 8.º Ejército y prepararse para una operación conjunta con el Grupo de Ejércitos Sur.

"Adolf", comenzó Hitler, con voz severa y autoritaria, "Dirigirás el 8.º Ejército en coordinación con el Grupo de Ejércitos del Sur. El éxito de esta operación conjunta es crucial para nuestros objetivos estratégicos en el Frente Oriental".

Convirtiéndome en un Emperador AlemánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora