Florence se preparó toda su vida para entrar en la alta sociedad de Inglaterra y conseguir un título de nobleza por medio del matrimonio.
Todos sus sueños y planes se vienen abajo con la muerte de su padre y los líos en los que dejó metida a su fam...
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Lilibeth esperaba junto a Bronwyn en casa de los Redvers, ambas junto con Manuel y Barbara estaban en la sala, Anthony sin vergüenza sostenía su rifle sentado junto a ellos, Cristina estaba detrás de él, Nicholas sentado en un sofá leyendo el periódico y Violet caminando de un lado a otro procesando lo sucedido.
—¿Y a dónde irán? —Violet miró a Bronwyn—. Esta casa también es tuya, a final de cuentas mi esposo también te incluyó en su testamento y te reconoció como hija.
—Pero no lo es y no hay ningún testamento —dijo Nicholas mientras seguía leyendo los encabezados.
—¿Eres mi hermano o mi enemigo? —Bronwyn le gritó molesta.
—Ambos, una parte de mí también apoya a Florence con su feo esposo pero también está una mitad en desacuerdo por apoyarte —le respondió Nicholas.
—No tienes porque irte, podrías quedarte unos días mientras todo se resuelve, si Murphy ahora es el hombre más poderoso y ganó esta guerra entonces deben quedarse... Jesse es un oficial de Murphy en pocas palabras, un hombre con influencias ahora —Violet le insistió a Bronwyn.
—Influencias a la cárcel —Nicholas soltó una risa pero el chiste fue de mal gusto para el ambiente tenso y en especial por la mirada asesina de Lilibeth Evans—. Fue muy divertido, ustedes no lo entenderían... Carmen reiría conmigo —susurró Nicholas regresando su vista al periódico.
—No tiene que estar preocupada por su hija, mi hermano la protegerá y la cuidará —Beth miró a Violet.
—Bueno así como protegió a su hermana menor eso no me asegura nada.
—Mamá —Bronwyn la miró molesta—. No hables así, no digas eso... Tú tampoco me protegías de tu esposo sabes, no hables de perfección.
—No eres nadie para hablar de mi padre —Nicholas intervino—. Ya está muerto igual que el tuyo Bronwyn... y de todas maneras el padre fue el mismo para los cuatro, Reginald no hizo nada más que meterse a la cama de madre, nunca vio por ti y no le interesaste en lo más mínimo, sorpresa por si lo sabías.