Capitulo 1

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Hwang Hyunjin fumaba recostado en el sillón rodeado de almohadones, mientras su café helado reposaba en la mesa redonda junto a él. Contemplaba distraído todo aquello que lo rodeaba en ese instante y que resultaba muy conocido y familiar desde hacía seis meses, por lo tanto, ya nada resultaba sorprendente.

Las mismas paredes, casi materialmente cubiertas con cuadros. Los mismos canvas apoyados en los caballetes en espera de ser terminados. Los enormes ventanales que le regalaban cada día las mejores de las vistas. Y la única y pequeña planta que reposaba al borde de la ventana principal.

Hyunjin pensaba, en aquel instante de reposo, que tenía mucho trabajo pendiente, pero necesitaba relajarse. Un sol tenue, mañanero e invernal entraba por los ventanales, como deslizándose sin permiso dentro de la vivienda. Colores vivos, almohadones, cuadros, muebles, se hacían dueños del lugar y todo aquello formaba parte de su intimidad.

Fue en ese instante cuando sonó su celular.

Perezoso, se echó el cabello hacia atrás al escucharlo. Ladeó el cuerpo y buscaba casi a tientas el celular perdido entre los almohadones. Hyunjin pensaba: «Tengo que hacer demasiadas cosas. Por la tarde tendré más tiempo y me sentiré más preparado...».

Podían ser sus padres o sus amigos. La verdad es que a Hyunjin no se le ocurría quién podría estar llamando tan temprano en la mañana. Por un instante pensó en sus clientes quienes compraban sus pinturas y con eso en mente respondió la llamada.

-Hola.

-Buenos días, amor. –Hyunjin separó abruptamente el celular de su oído un momento y lo observó confundido.

- ¡Ah! -Exclamó después de unos segundos, aún sumido en su propio ensueño- ¡Hola!

- ¿Cómo estás? ¿Dormiste bien? –Preguntó la voz al otro lado y Hyunjin volvió a observar el número que aparecía en la pantalla, seguidamente volvió a pegarlo a su oído.

-Hmm sí.

- ¿Estás seguro?

- ¿Y por qué no lo estaría?

-No sé. Ayer a la noche terminamos enojados uno con el otro.

-Oh. –Exclamó escasamente Hyunjin.

- ¿No te acordas?

-No muy bien.

-Despertaste bastante comediante esta mañana. -Bromeó la voz masculina.

- ¿Lo soy? –Se cuestionó Hyunjin en voz alta.

-Eso te pregunto yo.

-Entonces si soy. – Concluyó con simpleza.

-Que raro que lo aceptes.

- ¿Y por qué no lo haría? -Hyunjin se daba cuenta de que esa llamada era una equivocación.

Pero, ¿a quién le importaba? No tenía nada que hacer, o más bien, no tenía ganas de hacer nada. Tenía que terminar las pinturas, desayunar algo decente, ducharse, vestirse y mandar a la mierda al inoportuno que sin duda lo había confundido con alguien más.

-Es raro. -Continuó la voz masculina. Hyunjin ni se inmutó. A veces el prefería vivir en oscuras confusiones. ¿No era una forma como cualquier otra de desterrar el aburrimiento?

- ¿Qué cosa te parece raro?

- Vos. Te dije que eras comediante y lo aceptaste.

- ¿Y por qué no lo haría?

-Es raro. Muy raro, Seungmin.

Hyunjin no era irónico, pero a veces... ¿por qué no aceptar equivocaciones y manejarlas a su antojo? Tenía trabajo pendiente, pero quedaba para terminarlo un día entero.

- ¿Qué cosa te parece raro?

-Tu voz, tu forma de expresarte.

- ¿No es habitual? –Preguntó Hyunjin y un silencio se hizo presente. Toda aquella confusión le hacía demasiada gracia al pelinegro.

-No. Nada habitual. –Respondió finalmente.

-Continúa entonces.

- ¿Continuar en qué sentido? –Preguntó confundido.

-Ah, no sé. Vos sabrás.

- ¿Me equivoqué en algo?

-No lo sé. –Respondía vagamente Hyunjin observando la pintura seca en sus dedos y tratando, inútilmente, de quitarla.

- ¿Quién sos?

-Un ser humano.

-Masculino, ¿no?

- ¿Tengo voz femenina? –Cuestionó medio ofendido Hyunjin.

-Vos no sos Seungmin. -Concluyó el extraño.

-No me llamo así.

-Entonces, ¿por qué me respondes? –A pesar de no verle la cara, Hyunjin podía apostar a que el hombre al otro lado de la llamada tenía el ceño fruncido tratando de entender que era lo que estaba pasando y eso solo lograba divertirlo más.

-Porque vos llamaste.

- ¿Me estas tomando el pelo?

- ¿No soy yo el que tendría que preguntar eso?

-No sos Seungmin. –Volvió a repetir la voz, pero esta vez con mayor certeza en su tono.

-Pues no.

- ¿Y quién sos?

-La persona a quien llamaste y has saludado con el cliché de «buenos días, amor».

- ¿Te estás burlando de mí?

-No. Me limito a escucharte. –Se justificó.

-Y me consideras superficial. -Concluyó.

-En cierto modo.

-Andate a la mierda. -Protestó el desconocido.

-Bueno.

- ¿Así de simple? –Preguntó incrédulo ante la respuesta del desconocido.

-Si vos lo dices... -Respondió Hyunjin encogiéndose de hombros, aunque la otra persona no pudiera verlo.

El silencio se hizo presente y al ver la pantalla de su celular se dio cuenta que el extraño de la llamada había cortado. Hyunjin respiró profundamente y se relajó nuevamente en su sillón.

¡Qué manía tenían las personas con equivocarse con su número! Dio una patada al almohadón más próximo y apuró un sorbo de su café terminándolo rápidamente. Miraba distraído aquí y allá sin centrar la mirada en nada. Su casa era un desastre artístico, pero a él le encantaba que fuese así. Al fin y al cabo, él vivía allí.

Reposó la cabeza en un apoyabrazos y llevó un cigarrillo a sus labios. Le gustaba fumar después de un café negro cargado. Dispuesto a levantarse e iniciar finalmente con su día la pantalla de su celular volvió a iluminarse con una llamada entrante y Hyunjin, con absoluta indiferencia, sin moverse ni alterar su relajamiento físico y psíquico, atendió una vez más el celular.

-Sí.

-Buenos días, amor.

-Vaya, vaya. – Rio divertido.

- ¿Otra vez? –Se quejaba con irritación la voz al otro lado.

Hyunjin se acomodó mejor en su lugar, esparciéndose a lo largo y ancho de su sillón. Le hacía gracia aquello situación. ¡Demasiada gracia!

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Buenos días, amor - [Hyunho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora