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HyeJin

Llego a la habitación donde mi madre espera ansiosa para la prueba del vestido. Es a veces muy tonto el que se emocionen por algo tan simple, es solo un vestido, uno como el que usé en mi cumpleaños, en el homenaje al Rey, en el cumpleaños de mi madre y en el baile realizado por la Reina KyungSoon. Todos son exactamente iguales.

— Hija ¿Qué traes puesto? — pregunta curiosa y con una sonrisa soñadora.— no importa, ven, te queremos probar el hermoso vestido que usarás mañana en el cumpleaños de tu hermano.

Y con esa misma desesperación típica de una madre me lleva de la mano hasta el centro de la amplia habitación, ayudando a quitarme el traje sin dejarme hablar en ningún momento.

— Mamá... — me quejo al ver como trae un amplio vestido de color verde esmeralda, con unos tonos algo brillantes en la falda, suponiendo así que eran diamantes llamados del mismo color del vestido.

— No te preguntaré qué hacías con ese traje de guerrero, pero por tu hermoso rostro triste sé que recibiste un reproche de tu padre. — suspiro. Quita los ganchos que sostienen el vestido y me ayuda a entrar en este. De pronto veo detrás de mí a una de las sirvientas ayudando a mi madre con el corsé ajustado.— El vestido está hermoso, este color hace resaltar tus ojos y tu piel. — con su mano acaricia mi brazo. Me veo a través del espejo y no puedo evitar sonreír. Es verdad, me veo muy bien.

Al poco tiempo ya estaba de nuevo en mi cama, acostada y agotada luego de la insistencia de mi madre en practicar mi caminata y baile con los zapatos diseñados por el pionero de los sastres en el reino, que además de diseñar zapatos también lo hace con ropa tanto de las damas de la realeza como de los caballeros pertenecientes a la misma. Solo quería dormir y poder prepararme para mañana.

Al ceder al sueño profundo que insistía en tomar mi cuerpo, tuve un sueño tan real y místico con unos ojos grises, cabello plateado y una espada con el mango dorado mientras el filo de plata resplandecía con la luz de la luna.

Me despierto, estoy en la oscuridad de la habitación, la luz de la luna asoma por la ventana mientras esa hermosa y resplandeciente me deja verla en su mejor etapa, con una luna llena que me deja mirándola con admiración.

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AMALUNA: El Hijo De La Luna © JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora