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Jungkook
Hago mi recorrido matutino por el amplio castillo y sus alrededores, mientras que de vez en cuando observo hacia el balcón de la habitación de ella, con la esperanza de verla nuevamente observándome.
— Buenos días, Caballero. — sonrío inmediatamente y me giro a ver el hermoso rostro de esa preciosa voz.
Rápidamente hago una reverencia y vuelvo a mi posición.
— Buenos días Su Alteza. — digo con lentitud y suavidad, pudiendo notar como ella sonríe algo sonrojada por mi trato, sabiendo ambos que somos cómplices en un secreto por el cual pudiéramos ser castigados.
Ella castigada y yo muerto por supuesto.
— Es muy temprano. ¿De verdad tiene que levantarse tan temprano, Caballero Jeon? — me pregunta con un tono coqueto tan natural de ella.
— Mis obligaciones empiezan muy temprano Su Alteza, y culminan cuando ya todos duermen. — contesto sin dejar de mirar con admiración sus preciosos ojos verdes esmeralda. Eso me recuerda a algo.
Algo por lo que debo volver al pueblo.
— Eso debe ser agotador. Merece unos buenos días de descanso luego de esto. — me sonríe ampliamente y yo no puedo evitar imitarla al verla.
— Si mi trabajo fuese solamente protegerla no querría nunca dejar mi trabajo, Su Alteza. — contesto mirándola fijamente, haciendo que ella tampoco separe su vista de mis ojos grises. Abre un poco la boca por mis palabras y luego sonríe suavemente para volver a sonrojarse. No evito sentir ternura.— Debe ir a desayunar, ya está puesta la mesa. — le recuerdo y ella parece reaccionar de sus pensamientos.
— Ah sí... iré enseguida. — asiento y me inclino nuevamente. Se le ve nerviosa cuando gira torpemente hacia adentro del castillo.
La veo entrar al pasillo inmenso y se me ocurre algo luego de luchar conmigo mismo, con mi conciencia. La sigo cuando está a unos cinco metros de mi, y cuando entramos al interminable pasillo me acerco rápidamente y le tomo del brazo para empujarla suavemente hacia la pared más cercana.
— Discúlpeme Su Alteza. Pero no me resisto. — susurro cuando tengo mi rostro cerca del suyo. Entonces cuando sus ojitos brillosos conectan con los míos la beso con unas ganas arrebatadoras que me hacen delirar.
Ella reacciona a los segundos, llevando sus manos a mi mandíbula para acariciar levemente mis mejillas. Siento mi corazón latir con desespero al sentir esas cálidas manos sobre mí, me entran más ganas cuando muevo los labios y ella los suyos. Tan dulces como los recordaba, tan adictivos como desesperantes. Pero debemos detenernos, no puedo arriesgar su bienestar por un beso.
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AMALUNA: El Hijo De La Luna © JK
FanfictionSeñalado desde niño como un ser extraño y viviendo su día a día esforzándose para ser el mejor entre los guerreros del reino, JungKook estará dispuesto hacerles frente a todos. Él está consciente de su extraña apariencia pero aún así seguirá su prop...