Prólogo

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Narrador Omnisciente


La danza al compás de la suave música en sus oídos era el estimulante para sentirse segura de lo que quería; por lo cual subió los brazos en alabanza al ser celestial en su cultura. Necesitaba una respuesta del ser que tanto respetaba y que era el único con el poder para cumplir lo que ella deseaba.

Tendrás a tu hombre, mujer. — habló en forma de canto.— Pero lo que deseas es un riesgo que debes asumir. — aseguró la voz femenina pero con un toque suave que no era de ese mundo.

— Lo asumiré. — respondió en medio de sus movimientos. Abrió sus ojos y se encontró con una hermosa mujer de piel blanquecina y vestida totalmente del mismo color.

Mis favores tienen un precio. — volvió a hablar mientras sus ojos demasiado claros se posaban en esa mujer de piel trigueña.

— Lo que sea. — asintió dispuesta.
Mentalmente le comunicó el deseo y sacrificio, ambas con ojos cerrados visualizaron la imagen que la mujer blanquecina mostraba con deseo y admiración. Al abrir los ojos la mujer trigueña asintió lentamente; sabiendo exactamente sólo lo que ella quería.

Que quien lo inmola para no estar sola poco le va a querer. — habló viendo el parpadear lento de esa enamorada mujer.

— Estoy dispuesta. — habló segura de sí. Cerró sus ojos para sentir esa fría brisa chocar con su rostro, volvió a abrirlos y notó su soledad en medio de ese bosque oscuro, alzó su vista viendo la hermosa luna llena y resplandeciente.

El comienzo de todo fue en esa noche oscura y el cielo adornado con ese precioso foco lunar, ese que hacía ver algo tenue la naturaleza a los alrededores de ese gran reino a lo lejos del bosque, iluminado solamente por unas pocas velas o lámparas de fuego.

La trigueña vio hacia ellas con una admiración enorme; aunque con un miedo por tener que volver a su dura realidad. La brisa ahora fresca movía su cabello castaño al compás de ella y le daba un poco de calma y valor para poder recoger sus cosas e irse hacia su hogar, en donde su padre la esperaba para darle seguramente su reproche por desaparecer a altas horas de la noche.

 La brisa ahora fresca movía su cabello castaño al compás de ella y le daba un poco de calma y valor para poder recoger sus cosas e irse hacia su hogar, en donde su padre la esperaba para darle seguramente su reproche por desaparecer a altas horas...

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Iré poco a poco subiendo los capítulos.

AMALUNA: El Hijo De La Luna © JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora