Capítulo 49 - Hermandad

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Thomas


Fumo con lentitud una calada profunda de mi cigarrillo y, descarto las cenizas en el cenicero, ubicado en la esquina derecha del balcón. Expulso el humo de mis pulmones y una rafa de viento se encarga de arrastrarlo lejos de mí.

La noche comienza a enfriarse, y aunque, son apenas unos grados menos que durante el día, mi piel nota la diferencia.

Alzo la mirada al cielo, poco y nada se puede observar de las estrellas, más allá de las nubes, siendo alumbradas por las luces características de la ciudad.

Las risas de Oly y Alyssa emergen de la habitación de mi hermana, atravesando el pasillo hasta filtrarse en el estudio.

Ese hormigueo llamado: extrañar, está más intenso hoy que en los últimos días.

—¿En qué piensas? —consulta Margoth en voz alta.

—Un poco en papá —comunico, girando la cabeza a mi derecha— y también en algunos asuntos personales.

Mi hermana mayor camina hacia mi dirección.

—A veces siento que pasó mucho tiempo desde que él murió y, otras veces, pareciera que fue ayer cuando estábamos en el hospital —replica, deteniendo sus pasos.

—Creo que en fechas como esta, él estará más presente que nunca.

—Y espero que siga siendo así, no quiero olvidarlo, tampoco quiero sufrir, pero odio cuando se acercan a consolarme diciendo: "Con los meses todo será igual que antes".

Margoth bufa y rueda los ojos con fastidio.

—Te entiendo —afirmo y llevo el cigarro a mi boca.

—Dame eso —demanda quitándome el cigarro de los dedos— ¿crees que puedes intoxicarte solo?

—¿Qué haces? —interrogo, desconcertado.

En todos estos años, Margoth jamás se ha pronunciado en contra de mi mal hábito.

Ella aleja su torso para atrás y aspira la última porción de mi cigarro, tal como una profesional.

—¿Desde cuándo fumas? —agrego, sorprendido.

—Una o dos veces por semana con una copa de vino, o cuando estoy muy, muy estresada —aclara, liberando el humo.

—¿Mamá lo sabe? ¿Papá lo sabía?

Margoth niega con su cabeza y realiza un ademán de silencio con su mano libre.

—La casi cumpleañera está lista —anuncia Alyssa, desde el pasillo.

—¿Cómo quedé? —pregunta Oly, ingresando al estudio.

Las chicas se acercan a nosotros y Margoth abre los ojos de par en par, paralizada delante de mí, sus labios arrojan una grosería sin emitir el sonido.

—Thomas, deja de estar fumando en la casa —habla Margoth con fuerza y descarta la colilla del cigarro en el cenicero.

—Lo siento —añado, continuando con la actuación que ella inició.

Retomando la seriedad que la caracteriza, voltea, quedando frente a Molly y Aly.

—Bajaré a ayudar a mamá con tu torta —aclara Margoth y camina hacia la puerta.

El silencio nos recubre unos segundos hasta que nuestra hermana se pierde escaleras abajo.

—¿Qué sucedió? —interviene Aly, extrañada.

Lazos de la Gran Manzana ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora