Atrapados en uno de los interminables pisos de la torre Tártaro, el grupo se había separado una en busca de las escaleras, de modo que pudieran avanzar con mayor efectividad... No, eso era una mentira; Junpei había estado eludiendo pasar más tiempo del necesario cerca del líder de la operación, a pesar de haberse quejado de no haber sido incluido en las últimas operaciones, con el presente, parecía que fueran incapaces de trabajar como de costumbre... no, esto no era verdad del todo. Makoto, quien se destacaba por ser una persona calculadora y de un temple imperturbable en combate, también se encontraba extraño, se notaba más enérgico; lo cual, aunque podía llegar a ser algo bueno en combate, también lo volvía imprudente. Un ejemplo de esto, fue ordenarle al resto del equipo (Aigis y Yukari) que se separaran.
A pesar de llevar ya varios minutos recorriendo la planta desde cuatro ángulos diferentes, ninguno lograba dar con las escaleras...
- ¡C-chicos! -La voz llena de angustia de Fuuka resonó en los auriculares de todos.- ¡Yukari fue emboscada, vayan a ayudarle a la zona noroeste!
Los tres escucharon el llamado y se apresuraron a correr volviendo sobre sus pasos.
- ¡Marchando! ¡Voy para allá Yuka! -Exclamó Iori ajustándose la gorra mientras avanzaba a toda velocidad, con el inquietante eco de sus pasos retumbando en ese estrecho pasillo.
- Entendido, solicito más instrucciones para llegar a... -Aigis habló de forma respetuosa y precisa como siempre, pero fue bruscamente interrumpida.
- Ustedes sigan explorando, iré yo por mi cuenta -Dijo Makoto, con su usual tono indiferente, solo que ahora sonaba agitado al estar corriendo.- Fuuka, necesito que me guíes.
- ¿Eh? ¡Ah! ¡Si líder! -La joven, en un inicio confusa, volvió en sí al escuchar esa orden tan firme, usando el poder de su persona, Lucía; como un radar para ir dando direcciones al peliazul, guiándolo con total certeza a través de esos siniestros pasillos plagados de enemigos.
- ¡¿Qué?! ¡Oye, no decidas eso por tu cuenta, tú...! -Junpei detuvo su carrera para tomar el comunicador entre sus dedos, acercándoselo a la boca como si ese aparato fuera una personificación de Makoto Yuki, sin embargo, a pesar de ya no tenerlo en la oreja, pudo escuchar la voz sintetizada del líder.
"Junpei, deja de quejarte..." Unas palabras tan claras como contundentes, seguidas de un "CRACK" del aparato al ser aplastado y luego arrojado violentamente contra el suelo.
- ¡Ngh...! ¡JODEEEEEEEEEEEEEER!!! -Lleno de rabia e impotencia, Junpei ignora la orden y vuelve a correr, yendo al azar por aquellos pasillos, solo guiándose por su instinto y por una vaga idea de la dirección en la que estaba el "noroeste", usando las alas de su persona, Hermes, como afiladas navajas que rebanaban a las sombras que se interpusieran en su camino, sin embargo, el sonido de sus gritos solo atrajo a sombras más y más poderosas de las cuales no podría librarse de un solo tajo, siendo detenido por un gigantesco gólem de piedra que cubría el pasillo sin dejar un solo hueco por el que pudiera pasar. El explosivo joven apuntó una vez más el evocador a su cabeza.- ¡No te atrevas a menospreciarme, cabrón!
- ¿Junpei...? ¿Junpei? -Fuuka intentaba comunicarse con Iori, pero el contacto era imposible, para alguien tímida como ella, el que un imprevisto tras otro pasaran en la misma noche, sumado a la infernal atmósfera que cubría todo a su alrededor cada que Junpei y Makoto se encaraban, la estaba destrozando. Su rol como navegadora era clave para que sus compañeros volvieran sanos y salvos, había asumido esa pesada responsabilidad a pesar de la falta de confianza en sus capacidades, pero esta era la primera vez en la que se sentía realmente rebasada... Su rostro chorreaba sudor, y sin quererlo se estaba quedando sin aliento, así como la imagen de su persona se iba debilitando, difuminándose hasta casi desvanecerse, como un frágil espejismo.- Ahh... ahh...
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La novia de mi mejor amigo
RomanceCulpa, celos, envidia, enojo, odio, amistad, amor imposible y tragedia... Todo lo que pasó a tres jóvenes, atrapados en un cruel destino.