De vuelta

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Estaba de vuelta en el sitio del que habia huido, dejando todo atras sin dar ninguna explicacion.

Observaba todo el paisaje dentro del coche, no había cambiado nada, mi padre a mi lado no me dirigía la palabra, no le culpo, cualquiera estaría decepcionado de mi, desaparecí en la vida de todos, solo tuve que meter mis cosas en la maleta derramar algunas lagrimas y coger el primer ferri a dios sabe donde. Mi ausencia duro 1 año entero, cambié de número de teléfono, así que nadie sabía si estaba viva o muerta.

Papa me dirijió la primera mirada desde que me recogió del ferri, y sus ojos estaban aguados,  ya habia derramado algunas lagrimas traicioneras, en cambio, yo tenía la mirada mas fría que un glaciar y creo que eso le conmovió más, mi forma fria de tratarlo despues de 1 año sin verlo podría decir mucho, y no me arrepiento, el infierno del verano pasado me sigue quemando en el fondo de mi corazón.

Llegamos a casa sin habernos dirigido la palabra. Me permití el lujo de contemplar todo lo que me rodeaba, todo estaba igual, el mismo barrio rico, en el que solo había gente pudrefacta de dinero, la misma casa aburrida y minimalista que no trasmitía nada. Seguramente hasta mí habitación estaría tal y como la dejé.

Papá me abrió la puerta de casa cargando con mi pequeña balija en la que se encontraba la poca ropa con la que había sobrevivido durante un año entero. Al entrar a casa, no dude en subir los grandes escalones e ir directamente a lo que solía ser mi cuarto, al abrir la puerta no pude no conmocionarme dado que todo los recuerdos que guardaba la habitación se amodorraron de mis pensamientos, logrando así nublarme la vista. 

Le di un buen repaso con mis ojos a esta, nada había cambiado, las mismas sábanas desechas, algunos tacones tirados por el suelo y un marco roto con una foto a su lado, me acerque a recogerla y cuando la tuve en mis manos la observe con claridad, viendo nuestras sonrisas y lo felices que éramos juntos, entonces sólo por un momento me permití el lujo de pensar en el por primera vez desde hace algunos meses, lo dejé atrás, después de todo lo que vivimos, aunque no soy yo la que se tiene que disculpar. ¿Jj estará bien? ¿kiara y él estarán juntos?.
Miles de preguntas me invadieron y me obligué a contenerme y guardar esos pensamientos en el fondo de mi cabeza. Papa estaba en la puerta observándome fijamente.

-Aquí tienes tus pertenencias, acomódate, me voy a la oficina.-habló este por primera vez.

Unos minutos después escuche la puerta de casa cerrarse con fuerza, y me derrumbé, me caí al suelo y llore como una niña pequeña con una pataleta, grité y solté todo lo que me había aguantado durante hace mucho, no solía llorar casi nunca, pero estos últimos meses las cosas han sido distintas. Las noches eran lo que más me atormentaban. Evitaba pensar en todo lo ocurrido el verano pasado durante el día, pero por la noche todos esos pensamientos me inundaba la cabeza logrando arrebatarme el sueño y si lograba concederlo, aparecían en este en forma de pesadillas.

Me levanté del suelo con las pocas fuerzas que me quedaban, me limpié las lágrimas con la mano y abrí la maleta de par en par. Recogí toda la habitación, y me cambie la ropa. Guarde la foto, ahora mojada por mis lagrimas en el bolsillo de mi pantalón corto, y se me ocurrió la idea de ir a comprar un marco para esta, se merecía un lugar en mi habitación después de todo. Así que salí de casa con la cabeza alta como si hace unos minutos no hubiese tenido la misma sensación de siempre, y mi cuerpo me estuviese pidiendo a gritos el desplomarme en el suelo y dejar de luchar con todo lo que me rodease.

En mi camino en el coche no puse música, solo dejé las ventanas abiertas logrando que el aire de Outer Banks entrase por la ventana, era un aire reconfortante, conforme aumentaba la velocidad, este se sentía más a libertad y por primera vez pude notar como todos mis problemas iban liberando mi cuerpo a la vez que el viento daba en contra de este.

Cicatrices en la arenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora