❝Aunque quisiera evitarlo, no podía. Ella ya estaba enamorada de él, y sus ojos azules como el mar eran irresistibles. No solo por ese hermoso color azul, sino porque en ellos podía ver un mundo de emociones y experiencias que la cautivaban.❞
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"Ambas se tomaron un momento para respirar profundamente, dejando que la brisa marina acariciara sus rostros. La tensión y el miedo que habían experimentado en el mundo de las almas parecían desvanecerse lentamente, reemplazados por una sensación de calma y esperanza."
𝐔𝐍𝐃𝐄𝐑𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃
El Inframundo, un lugar que la mayoría de las personas temen y evitan, estaba lleno de sorpresas para Seori. Las imágenes que la mayoría de las personas tienen en mente cuando piensan en el Inframundo, un lugar ardiente de rojo intenso con llamas por todas partes y un calor abrumador, resultaron ser una ilusión. Seori también había creído en esta representación hasta que tuvo la oportunidad de experimentarlo por sí misma.
Contrariamente a las expectativas, el Inframundo era un lugar de oscuridad y frío. El cielo gris y nublado se cernía ominosamente sobre ella, y la neblina cubría la mayor parte de su vista, creando una atmósfera de misterio y desconocido. El frío era intenso, mordiendo a través de su ropa y haciendo que se estremeciera. Era todo lo contrario de lo que la gente pensaba del Inframundo. La realidad del Inframundo era mucho más compleja y matizada que las historias y leyendas que la gente contaba.
—Oigan—llamó Grover, apretando con fuerza una pequeña bola antiestrés entre sus manos —¿Es quien creo que es?
Los chicos desviaron la mirada hacia donde Grover señalaba y quedaron atónitos al ver un imponente río que se extendía frente a ellos, repleto de personas desconocidas.
—Carón —susurró Seori, reconociendo al misterioso personaje que se encontraba en la orilla.
—¿Carón? —preguntó Percy, confundido por la aparición repentina.
—Carón es el encargado de guiar a las almas difuntas al otro lado del río Estigia —explicó Seori, dirigiéndose a los demás chicos—. Pero está claro que nosotros no estamos muertos.
—Oh, claro, porque eso sería demasiado fácil —dijo Annabeth, con ironía evidente en su voz.
Seori suspiró, sintiendo la tensión en el ambiente que había estado presente desde su visita al casino.
—estan bajando del bote, eso significa que estamos en el otro lado. Y según lo que he leído, es común encontrar al perro guardián de Hades en esta área.
—¿Qué hay con eso?—pregunto Percy, su voz llena de curiosidad.
—Cerbero —respondió Seori con seriedad—Su deber es evitar que los muertos escapen y que los vivos entren.
Percy soltó una mueca de frustración y rodó los ojos con cansancio, expresando su descontento por la situación.
—De verdad que no me está gustando esta misión —comentó Percy, dejando en claro su desánimo.
