❝Aunque quisiera evitarlo, no podía. Ella ya estaba enamorada de él, y sus ojos azules como el mar eran irresistibles. No solo por ese hermoso color azul, sino porque en ellos podía ver un mundo de emociones y experiencias que la cautivaban.❞
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"Con la cabeza baja y la mirada fija en el suelo, intentaba evitar el contacto visual con Percy, quien la observaba esperando una respuesta."
𝐈 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐊𝐍𝐎𝐖 𝐘𝐎𝐔 𝐀𝐍𝐘𝐌𝐎𝐑𝐄
A lo largo de sus cortos años de vida, Seori había experimentado de todo. Desde pequeña, parecía haber presenciado cosas magníficas, cosas que podrían dejar a cualquiera sin aliento. Pero fue a los diez años cuando llegó al Campamento Mestizo, donde sin lugar a dudas, encontró su lugar perfecto.
Con el tiempo, ella se esforzaba por descubrir en qué destacaba, y sin duda alguna, se dio cuenta de que era excepcional en el combate. Era rápida, fuerte e inteligente, capaz de manejar todo tipo de armas con destreza. Por supuesto, todos a su alrededor podían notar su talento desde el principio.
Un día que recordaba perfectamente era cuando finalmente fue reclamada por Ares, el dios de la guerra. Fue un momento emocionante y significativo en su vida en el Campamento Mestizo. El cielo se iluminó con una intensa luz roja y el símbolo de Ares apareció sobre su cabeza, confirmando su linaje divino. Desde ese momento, supo que su destino estaba entrelazado con la guerra y la valentía.
Ella era respetada por sus habilidades y logros en el Campamento Mestizo, pero sentía que le faltaba algo fundamental: una misión verdaderamente importante. Si bien había tenido misiones anteriores, como proteger lugares, ninguna de ellas se comparaba con la magnitud y la importancia de la misión que anhelaba. Deseaba ser parte de algo más grande, algo que pudiera marcar la diferencia en la lucha contra las fuerzas del mal y defender a los semidioses y al mundo en general.
Aunque anhelaba una misión más desafiante, para su sorpresa, le asignaron una tarea aparentemente sencilla pero crucial: llevar de forma segura a un chico al Campamento Mestizo.
A medida que avanzaban juntos en la misión, algo inesperado sucedió: ella se había encariñado profundamente con aquel chico. La conexión que habían desarrollado a lo largo del viaje era más fuerte de lo que había imaginado. Había compartido risas, momentos de vulnerabilidad y había presenciado el coraje y la determinación del chico en situaciones difíciles.
—¿Sra. Jackson? ¡Somos nosotros! —exclamó Grover mientras tocaba con desesperación a la puerta. —No tenemos mucho tiempo. ¿Podría abrir, por favor?
—Grover, deberías tocar con más suavidad —se quejó Seori.
Esperaron unos segundos de tensión, y Sally finalmente abrió la puerta.
—Les pedí la noche, dijeron que nos iríamos en la mañana.
—Perdon por llegar antes, pero no teníamos elección, la situación cambió, todo va mucho más rápido de lo que se anticipó.
