⊱𝔑𝔬𝔳𝔢𝔪⊰

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Entre sueños la mente del ángel era un mar de sentimientos encontrados, aunque en un inicio se sentía confundido, perdido en la nada, todo fue más claro cuando comprendió que Yoongi nuevamente lo había puesto a dormir entre sueños maravillosos don...

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Entre sueños la mente del ángel era un mar de sentimientos encontrados, aunque en un inicio se sentía confundido, perdido en la nada, todo fue más claro cuando comprendió que Yoongi nuevamente lo había puesto a dormir entre sueños maravillosos donde no había sufrimiento, donde ellos dos nunca se habían reencontrado, donde él seguía estando con Jungkook en su misión de buscar un alma la cual proteger, esa que el pequeño ángel escogería por decisión propia y no por mandato.

Se alegró mucho al ver el rostro del querubín, pero estar ahí con él ya no era su prioridad, tampoco se sintió culpable por desear que su sueño fuera diferente y en el instante en el que se vio solo en una nada absoluta, solo podía esperar ver a su señor Yoongi teniendo esa mirada fría e indescifrable que se volvía suave cuando lo descubría observándolo.

Su realidad deseada había cambiado, el pensar que pronto regresaría a estar al lado de Jungkook, vagando por el mundo, ya no parecía ser el mejor de los escenarios para vivir el resto de su existencia. Se sentía unido a Yoongi, de una manera inexplicable estaba feliz por sentirse parte de algo, ser alguien importante para otro ser.

Eres hermoso Jimin...

El cosquilleo que aquella frase había provocado en todo su cuerpo seguía tan latente como el primer segundo en el cual lo escuchó. Yoongi no necesitaba de nadie, no buscaba idolatría, la obediencia de sus súbditos la tenía sin ni siquiera mover un dedo, nadie se atrevía a hacer algo en su contra porque era el más poderoso ser en todo ese plano, claro exceptuando a cierto Creador.

Tenía sentimientos encontrados respecto a todo, su sueño se volvió un recuento de recuerdos, reflexionando cada encuentro, cada actitud, cada gesto o palabra espetada por ambos. Trató de convencerse de que Yoongi no era bueno, intentó hacerse creer que todo lo que había sucedido durante todo ese tiempo solo era una vil mentira para engañarlo; sin embargo, descubrió que había disfrutado en demasía de la compañía contraria, que todo lo que había vivido fue maravilloso, de las mejores experiencias en toda su existencia.

Sus ojos se abrieron lentamente, saliendo de aquel sueño que le habían obligado a pasar, notando que nuevamente se encontraba en ese espacio cómodo, reconfortante, rodeado de flores fragantes, con ese aroma tan dulce y particular. No se movió de su sitio, por el contrario, prefirió hacerse un ovillo más pequeño en ese agradable espacio suave, aún mantenía una pesadez en sus ojos que no le permitía estar del todo despierto, comenzando a dudar de si estaba en un limbo de sueños y realidad.

- ¿Qué haces por aquí mi precioso lirio del infierno? - la voz del demonio hizo eco en la habitación, haciendo sonreír a Lilith quien de inmediato se giró hacia él, regalándole un gesto lleno de elegancia y un poco de deseo oculto - pensé que no te agradaba la presencia de ese ángel.

- Me dio curiosidad. Yoongi siempre lo cuida, se preocupa por mantenerlo a salvo en sueños, por mantener vivo este pequeño jardín del edén.

Lilith tocó apenas una de las flores con los hermosos pétalos rojos, tan vivas como nunca antes las había visto, tan fragantes, era una visión que no tenía precedentes de algo como eso. Ella misma conocía al ángel caído mejor que nadie, había pasado demasiados siglos a su lado como para no comprender que Yoongi por fin había encontrado eso que había perdido tiempo atrás.

El Cordero del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora