𝟎𝟓 . 𝐏𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐄𝐂𝐄𝐑𝐓𝐄

542 58 20
                                    

Han pasado tres años desde que quedé prisionera de la poderosa familia Yang, tres largos años en los que no he podido tener contacto con el mundo exterior

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Han pasado tres años desde que quedé prisionera de la poderosa familia Yang, tres largos años en los que no he podido tener contacto con el mundo exterior.

Todo lo que había planeado y deseado se había ido a la basura, no logré terminar la universidad, perdí a mi mejor amigo días después de mi madre y ahora ni siquiera tenía acceso a comunicarme con nadie más.

Cada mañana en la que despertaba y seguía respirando era como un castigo para mí, las únicas emociones que sentía era tristeza, rabia, odio y decepción.

Él había logrado reterme a su lado, sin embargo durante todo este tiempo no había logrado hacerme de su propiedad por completo.

Yo me mantenía firme, por nada del mundo le daría el gusto de pertenecerle, aún si eso significaba soportar sus reproches.

El chico de ahora ventitres años se había vuelto alguien mucho más frío y sin escrúpulos, sus padres lo estaban preparando para tomar el mando del negocio familiar; contrabandear mercancía ilegal a través de su empresa de aerolínea.

Me enteré a lo que se dedicaban meses después de lo sucedido, Jeongin me contó que su trabajo consistía en transportar armas, sustancias ilícitas e incluso personas, todo bajo la pantalla de una aerolínea turística común y corriente.

No quería seguir así, no quería involucrarme en esos sucios asuntos, pero aquí me encuentro.

Jamás hubiera imaginado que a mis ventisiete años terminaría siendo la "chica" del hijo único y heredero de una familia de mafiosos. Yo, la misma que quería convertirse en una reconocida abogada independiente.

No soy nada más que un chiste.

Los toques sobre la puerta de la gran habitación en la que me encontraban me sacaron de mis pensamientos, me levanté de la cómoda cama y me dirigí a abrir.

Ahí estaba el culpable de mis desgracias.

──¿Qué quieres ahora? ──Pregunté con notable desagrado.

──Quería ver qué tal había quedado tu nuevo cambio de look ──Contestó al mismo tiempo que se adentraba en mi espacio, suspiré y cerré la puerta a mi espalda.

El día anterior me había decidido por hacer un cambio, por lo que teñí mi cabello castaño oscuro a un rojizo vibrante que contrastaba perfectamente con mi suave piel pálida y mis labios rosados.

Si Jeongin se ofreció a cumplir mis caprichos, pues me aseguraría de sacarle el máximo provecho.

Aunque como siempre, había ciertas condiciones.

Podría hacer lo que quisiera siempre y cuando no saliera de la casa.

──La peluquera que trajiste no estuvo nada mal, al menos supo cómo llegar al tono que quería, incluso me cortó el fleco ──Contesté sentándome sobre el colchón.

𝐈𝐍𝐌𝐀𝐃𝐔𝐑𝐎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora