𝟏𝟐 . 𝐄𝐒 𝐀𝐌𝐎𝐑

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Ya me habían dado de alta así que procedimos a salir del hospital de regreso a

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Ya me habían dado de alta así que procedimos a salir del hospital de regreso a... ¿A dónde exactamente?

──Jeongin, ¿A dónde iremos? ──Pregunté de pie a su lado, estábamos a la espera de Bang Chan quien nos recogería en el auto.

──Tú te quedarás en el departamento de Chan, yo aún tengo asuntos que resolver en casa ──Contestó de lo más normal, lo miré aún sin comprender la primera instrucción.

──¿Cómo que me quedaré en el departamento de tu guardaespaldas? ¡Ni siquiera lo conozco lo suficiente!

──Agradece que por fin pudiste salir de esos muros. Además, Chan aparte de trabajar para mí también lo considero como un hermano mayor y mejor amigo, se ganó mi total confianza así que puedo estar tranquilo al saber que estarás bajo su cuidado. También confío en que tú no intentaras algo raro.

──¿Qué estás insinuando con eso último? ──Cuestioné totalmente ofendida ──¿Acaso piensas que yo soy ese tipo de chica?

──Me refería a que no volverás a intentar amenazar tu propia vida o huir por tu cuenta hacia quién sabe dónde ──Se inclinó con los brazos cruzados hasta dejar su rostro a escasos centímetros del mío, frunció el entrecejo e inclinó ligeramente el rostro ──¿O qué pensabas con lo que dije?

──Eres un cabeza de pan ──Resoplé dándole la espalda.

El sonido de una bocina y el rugido de un fuerte motor interrumpieron mis quejas, giré mi rostro y ahí estaba el auto negro estacionado a nuestra espera para abordar.

La ventana del piloto bajó lentamente dejando ver el rostro del susodicho cuidador.

Nos acercamos al oscuro y lujoso vehículo, Jeongin abrió la puerta de atrás permitiéndome entrar. Esperaba que cerrara y tomara el lugar de copiloto, pero terminó subiendo y quedando justamente a mi lado.

──Pensé que te ibas a sentar delante.

──Quiero estár cerca de ti.

Tragué en seco ante la inesperada respuesta. No me opuse a su decisión, al fin y al cabo habíamos hecho las pases, confesamos nuestras emociones y sentimientos y creo que ya era momento de permitirnos acercanos un poco más.

──Un placer volverla a ver, Señorita Nawoon ──Saludó el conductor observándome desde el espejo retrovisor ──El bebé pan casi que se me muere de la preocupación que tenía por su ausencia.

Reí ante el último comentario.

──Chan, no digas cosas innecesarias ──Refunfuñó el susodicho.

──¿De verdad estabas tan preocupado por mi, IN? ──Cuestioné bromeando entre risas.

──Ya deberías saber la respuesta ──Contestó cerrando sus ojos simulando quedarse dormido.

El auto se comenzó a poner en marcha recorriendo las extensas calles de Seúl, el clima estaba fresco a pesar de que estaba brillando el sol. Por un momento me sentí sorpresivamente tranquila, como si el diluvio dentro de mí hubiera parado.

De un momento a otro sentí un ligero peso sobre mi hombro derecho, giré levemente y me encontré con el rostro de Jeongin posado sobre mí. Lo divisé con mayor atención y confirmé que se había quedado dormido.

Esa posición en la que estaba parecía un tanto incómoda si tomo en cuenta que yo era un poco más bajita que él, su cuello podría llegarle a doler.

Disimuladamente miré a Bang Chan, estaba perfectamente concentrado en la carretera así que con cuidado tomé al pelinegro recostando su cabeza sobre mi regazo. No sé que me llevó a eso, simplemente quise hacerlo.

Contemplé su rostro, sus adorables ojos cerrados, sus labios rosados ligeramente abiertos y su cabello oscuro al cual no me pude resistir de peinar con mis dedos. Me pareció una hermosa imagen.

Sonreí emocionada al sentir mi corazón regocijante.

¿De verdad podría enamorarme tan intensamente como él lo está de mí? Esa pregunta rondaba sin parar en mis pensamientos, acepto que hubo momentos en que sentí cosas positivas hacia Jeongin, pero yo me negaba en creer que podría ser amor. Después de todo él era menor que yo y por si fuera poco, su familia fue el principal detonante de mis desgracias.

Pero desde que me contó la verdad y las cosas que ha hecho por mí, las paredes que construí alrededor de mi corazón parecieron derrumbarse permitiéndole la entrada a ese travieso zorro.

Jamás creí que podría llegar a decir esto, pero no quiero separarme de su lado, quiero quedarme con Yang Jeongin.

A este punto no sabía si era yo la dueña de mi propio cuerpo o estaba siendo poseída por alguna entidad sobrenatural, porque sin siquiera titubear incliné el rostro hasta quedar sobre el de IN, su relajada respiración se mezclaba con la mía ansiosa, cerré los ojos por instinto y sin dudarlo más posé mis labios contra los suyos. Estaba besando al chico del que con tanto empeño intenté escapar.

La sensación de una corriente eléctrica recorrió mi espina dorsal, presentía que estaba próxima a tener un paro cardíaco debido a las rápidas palpitaciones, aun así me sentí tan bien como si una cálida flama abrazara mi fría alma.

Me separé de él antes de que se despertara inesperadamente, reincorporé mi postura intentando regular la respiración por lo agitado que estaba mi interior.

──Me alegra saber qué su relación mejoró ──El repentino comentario del conductor frente a mí me sobresaltó del susto. Mis mejillas comenzaron a sobrecalentarse.

Miré el espejo retrovisor y ahí estaba Bang sonriendo orgulloso.

──No le cuentes nada de lo sucedido, por favor.

──Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo.

Solté una gran cantidad de aire y miré al pelinegro que reposaba sobre mi regazo, aún estaba profundamente dormido, supuse que su gran cansancio se debía a la desvelada que le hice pasar.

Seguí acariciando sus oscuros mechones con cariño, al cabo de un par de minutos mi ojos comenzaron a pesar, al parecer este chico me contagió de su sueño. Me acomodé en el asiento con la felicidad floreciendo por primera vez en mucho tiempo.

Ya no tenía duda alguna, lo que siento por Jeongin es amor puro y verdadero.

Ahora lo único que quería era que la situación mejorara, que el pudiera liberarse de los grilletes que lo ataban a ese horrible mundo y que pudiéramos huir juntos.

Ahora lo único que quería era que la situación mejorara, que el pudiera liberarse de los grilletes que lo ataban a ese horrible mundo y que pudiéramos huir juntos

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