𝟐𝟐 . 𝐈𝐍𝐌𝐀𝐃𝐔𝐑𝐎

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La pelea entre el cerebro y mi corazón se desató nuevamente, por un lado quería quedarme en esos brazos y apegada a ese pecho masculino, pero por el otro necesitaba salir de ahí ya que los tres chicos que salieron a comprar comida hace más de una ...

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La pelea entre el cerebro y mi corazón se desató nuevamente, por un lado quería quedarme en esos brazos y apegada a ese pecho masculino, pero por el otro necesitaba salir de ahí ya que los tres chicos que salieron a comprar comida hace más de una hora y media podrían volver en cualquier momento, y lo último que quería era que nos vieran en esta comprometedora situación.

──Jeongin, necesitamos levantarnos y vestirnos. Los chicos podrían volver en cualquier momento ──Hablé llamando su atención. Él se encontraba mirando fijamente al techo.

──Ellos saben que eres mi novia, ¿Verdad? ──Inquirió para luego apegarme mucho más a su desnudo cuerpo, abrazándome fuertemente ──Mientras no crucen por esa puerta, podemos seguir así un rato más.

Mis mejillas se sonrojaron a más no poder, golpeé sus pectorales avergonzada sin ocasionar efecto alguno.

──¿Qué sucede contigo? Primero me desprecias por ser una desconocida gracias a tu perdida de memoria, ¿Y ahora no quieres dejarme salir de la cama? ──Cuestioné con falso enojo, ya que en realidad yo tampoco quería salir de esa habitación.

──Con respecto a eso... ──Sus ojos zorrinos se clavaron sobre los míos de una manera muy melancólica ──Creo que recordé algo. Se vino a mi mente de la nada y estaba pensando sobre si en realidad pasó o solo estoy confundido.

Ante ese comentario mis ojos se abrieron a su máxima capacidad, enderece mi postura cubriendo mi pecho a la espera de más información.

──¿Qué recordaste?

Imitó mi acción y recuperó la postura recostando su espalda sobre la cabecera de la cama.

──Algo que me gustaría que se tratara de un mal sueño ──Ladeé mi cabeza a un lado con confusión ──¿Estuviste a punto de ser violada?

Mordí mi labio inferior desviando la mirada hacia cualquier otro lugar del amplio espacio ¿Por qué de todas las cosas tuvo que recordar primero eso? Suspiré al rememorar ese momento.

──Lo estuve ──Admití para luego observarlo y dedicarle una sonrisa reconfortante ──Pero afortunadamente, tú llegaste a salvarme en el momento justo.

──Ya comprendo ──Respondió acomodando los mechones rojos rebeldes sobre mi rostro.

──¿Algo más que hayas recordado? ¿Algo de momentos antes o después de eso? ──Indagué, él negó con la cabeza.

──Solo hasta cuándo te llevé al hospital ──Con eso bastó para saber que sí estaba al tanto de que le disparó a tres personas por primera vez en su vida.

Culminamos con la conversación y al fin nos dignamos a escapar de las cómodas sábanas, bajamos hasta llegar a la sala de estar dónde justamente se escuchó la entrada principal abriéndose a nuestras espaldas.

──¡Les dije que mi equipo saldría vencedor! ──Exclamó Changbin eufórico dejando las bolsas de compras sobre la isla en la cocina. Félix y Chan lo siguieron con el ánimo tendido sobre el suelo.

──¿Por qué se tardaron tanto? ──Preguntó Jeongin llamando la atención de los tres mayores. Claro, como si él no hubiera aprovechado esas horas al máximo.

──Queríamos volver lo antes posible, pero en las pantallas del supermercado pusieron el partido de fútbol ──Explicó Bang Chan tomando un vaso con agua fría que había sacado del refrigerador hace unos segundos.

──¿Y por qué sus caras largas? ──Cuestioné.

──Estaban jugando Australia contra Corea ──Respondió Félix y fue cuando comprendí toda la situación a la perfección.

──Ah... ¿Y quién ganó? ──Agregué aún cuando ya suponía la respuesta. Los dos Australianos se miraron con decepción en el rostro.

──¡Ganamos los coreanos! ──Gritó Binnie con emoción y orgullo a tope ──Al menos ya sabíamos que debíamos agradecerle al partido de fútbol por entretener a esos tres ──Por cierto Nawoon ¿Qué es esa marca en tu cuello?

Me ahogué con mi propia saliva ante esa última pregunta y la manera sarcástica en que Changbin se reía al notar mis mejillas del mismo color que mi pelo. Miré al responsable de ese regalito con ganas de querer ahorcarlo ahí mismo, pero este por su lado solo se limitó a reír orgulloso de su cometido.

──Definitivamente, eres muy inmaduro para mí, Jeongin ──Le dije con reproche. Entonces su sonrisa burlesca se borró al instante en qué escuchó mis palabras y su mirada quedó fija en mi dirección ──¿Jeongin?

JEONGIN

Al escucharla soltar esas palabras sentí como la cabeza comenzó a doler de la nada, la misma frase comenzó a hacer eco una y otra vez en mis oídos junto con un agudo pitido, como si hubiera sido el detonante de una bomba. Sostuve mi cabeza con ambas manos intentando en vano apaciguar el ardor.

«Eres muy inmaduro para mí, Jeongin»

Instantáneamente un montón de imágenes me atacaron sin cuidado dentro de mis pensamientos, me dejé caer de rodillas al suelo al sentir mi cuerpo debilitarse.

──¿¡Jeongin qué te está pasando!? ──Escuché vagamente la voz de Nawoon aproximándose a mi lado al mismo tiempo que los demás.

Las palabras no podían salir de mi boca gracias a que fueron opacadas por el delgado sonido ensordecedor y el abrumante dolor cerebral.

Las imágenes seguían mostrándose en mi cabeza una tras otra, ¿acaso esos eran mis recuerdos perdidos?

Nawoon estaba en casa uno de ellos, ante mis ojos la podía observar tan hermosa y reluciente desde la primera vez que la ví cuando ella tenía quince y yo once años, a partir de allí aprecié los años que pasé con ella, todo lo que hice procurando su propia vida por encima de todo, cuando perdió a su madre, cuando tuve que verme en la obligación de protegerla de mis propios padres, cuando evité sus intentos de suicidio, nuestro primer beso, la primera noche juntos, la boda arreglada con Shin Ryujin por obra de mi padre, el ataque a los mafiosos en el jardín de la casa, y finalmente el accidente automovilístico. De repente todo quedó cubierto por la oscuridad.

NAWOON

La preocupación volvió nuevamente a mí al ver como el pelinegro quedó tendido entre mis brazos sin moverse, luego de ese repentino ataque.

──Tenemos que ir al hospital ──Agregó Chan colocándose de rodillas en el piso de mármol con sus brazos tendidos sobre su espalda ──Subanlo, lo llevaré al auto.

Obedecimos la orden y con la ayuda de Changbin y Félix lo colocamos en la amplia espalda del más mayor, sin tardar nos dirigimos rumbo al centro médico.

Una vez allí el doctor a su cargo lo revisó, al parecer se trataba de que posiblemente había logrado un cambio en cuanto a su estado mental. Preguntó si ocurrió algo en particular momentos antes de que le comenzará a doler la cabeza, a lo que yo reflexionando llegué a la conclusión de que tal vez se pudo deber a algo en particular que había soltado.

¿Acaso fue cuando lo llamé inmaduro?

Sea lo que sea, nuevamente debíamos esperar a que despertara y confirmar nuestras sospechas.

Sea lo que sea, nuevamente debíamos esperar a que despertara y confirmar nuestras sospechas

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